CINCUENTA Y CUATRO.

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—¿Por qué huiste así? —

—Porque no es el lugar, Tati. —Me quejé al teléfono, mascullando en el silencio de mi sola habitación mientras buscaba mis aretes de argolla.

—¿Segura? ¿Entonces por qué me llamaste para contármelo si no hay nada más detrás?

—Porque... Porque quería contártelo. —Resoplé. Al terminar de colocármelos me ubiqué frente al espejo para mirarme completa. Suspiré.

—Dime, dime por qué no cediste. ¿Realmente quieres? Está bien si no, cielo.

—Yo si... realmente quiero. —Susurré. —Y demasiado. —Me quejé. La oí sonreír. —Pero creo que tengo miedo.

—Está bien tener miedo.

Me dejé caer en la cama.

—Pero no por él, ni por lo que sucederá, es decir, soy consciente que tener sexo es trabajo de dos. No tengo miedo de Harry en lo absoluto, tengo miedo, no lo sé, de no ser suficiente para él. Hacer algo mal, o no gustarle, o que pierda el interés. Harry parece encantarle mi cuerpo y me hace sentir increíblemente poderosa, sube mi autoestima a las nubes, Tati, pero creo que sus expectativas también son muy altas. ¿Y si no le gusto desnuda? ¿Y si le parezco aburrida? ¿Y si no soy lo suficientemente buena para él? ¿Y si no... hago las cosas bien?

—Bueno, bonita, nadie puede quitarte este miedo hasta que lo intentes. Solamente tú lograrás sacártelo de encima. Lo único que puedo decirte, es que es normal sentir esta clase de miedo cuando alguien realmente nos gusta, no necesariamente sucede cuando es la primera vez, sino la primera vez de la pareja. Soy tu amiga, y puedo decirte mil cosas hermosas para intentar subir tus ánimos, pero no los tomarás por eso mismo. —Soltó una risita. —Pero te diré una cosa. Eres hermosísima, tienes un cuerpo increíble tallado por las diosas del olimpo, es realmente imposible, no hay probabilidades de qué él no caiga rendido a tus pies y más aún si te ama. Y es imposible que hagas algo mal. Estas cosas solo suceden, fluyen como deben ser mientras no haya presión en ninguna de las ambas partes. Sí tú te sientes bien y te sientes cómoda no hay forma de que algo salga mal. ¿Realmente lo deseas?

—Como no tienes idea. —Gemí con frustración. Ella soltó una carcajada que me hizo reír. —Tati es horrible detenerlo, me cuesta apagarme como no tienes idea y ver sus ojos que arden en llamas y ahogarse en eso solo lo empeora. ¿Y sabes qué es lo impresionante? Es que, aun así, luego de detenerlo, una y otra vez, él es dulce conmigo.

Ella reía.

—Jessica estás privándote de algo que amarás sentir.

Mordí mi labio sabiendo que era así.

—Lo sé. —Llorisqueé riendo.

—Entonces, para la siguiente vez solo déjate llevar por tu cuerpo. Toma riendas o sigue su ritmo. Confía en ti.

—Está bien... pero de todas formas aquí no es el lugar. —

—Tú casa es el lugar menos correcto. Además, tienes que estar cómoda.

Ethan tocó mi puerta antes de pasar y apresurarme.

—Tati, debo colgar.

—Está bien, disfruta la noche.

—Igual tú. —

El moreno me esperaba en la puerta, al acercarme me sonrió observándome completa.

—Olvidaba el bolso de Theo. —Exclamó Hayley entrando a la habitación como rayo. Ambos riendo la esperamos para bajar juntos.

—Están ambas bellísimas. —Emitió genuino.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now