CUARENTA Y DOS

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A la mañana siguiente mi celular rompió el silencio con una llamada que provocó que ambos despertáramos. No pude evitar sonreír encantada al descubrirlo ahí abrazado a mí, tranquilizando todo tipo de inquietud. Pensar que había pasado la noche entera conmigo era increíble.

Él me soltó para alcanzar mi teléfono detrás de él en la mesita de luz.

—¿Quién es? —Le pregunté cuando lo tomó. Dormido miró la pantalla y terminó encogiéndose de hombros.

—No está agendado. —Me lo extendió.

—Son las ocho de la mañana. —Me quejé. —¿Quién llama a esta hora? —

Insegura atendí la llamada.

—Buen día. ¿Te desperté? —Habló con diversión la voz de Thiago desde el otro lado de la línea antes de que yo pudiera decir algo.

—¿Thiago? ¿Qué haces llamando a esta hora? —Harry abrió completamente sus ojos para mirarme, de pronto completamente despierto.

Reprimí una sonrisita.

—Lo siento, seguro dormías. —Se disculpó el otro.

—Es lo que acostumbro hacer... un domingo, y a esta hora. —Suspiré dramáticamente.

—La exposición de estadística, Jessica. Debemos prepararnos. —

—Oh no. —Me quejé, tenía sueño, no quería levantarme. —¿Y recién ahora te acuerdas? —Él comenzó a reír. —martes, ¿verdad? —Pregunté.

Debido a que Harry discretamente estaba luchando para intentar descifrar u oír algo, fui solidaria con él y puse la llamada en alta voz.

—Sí, y nos quedan solo dos días. —

—Debemos hacerlo cuanto antes.

—Genial. ¿Vienes a casa? —Harry frunció el ceño, pero rápidamente al darse cuenta hizo desaparecer sus expresiones para limitarse a presionar sus labios.

Por dios, era muy gracioso.

—Mejor ven aquí. Mis padres están de viaje, estoy sola. Bueno no sola, y quien me cuida lo encontrará más oportuno. Estaremos más cómodos. —No diría "mi niñero" que vergüenza.

—Perfecto. —

—¿Podemos hacer un trabajo con aviso previo de una semana, lo mismo de excelente en solo dos días? —Pregunté a la vida, riendo brevemente.

—Espero que tu profesor preferido nos apruebe. —Resopló. Comencé a reír.

—No es mi profesor preferido. —Exclamé, entre risas.

—Oh, ¿Acaso ya viste un trasero mejor que el suyo? —Se burló.

—¡Ya no recuerdes eso! —Me quejé riendo. Thiago comenzó a reír a carcajadas.

Miré avergonzada a Harry, él sorprendido me observaba con incredulidad.

Solté una carcajada, intentando besarlo, pero él se alejaba, ofendido.

Finalmente dejó que lo besara, sin embargo, se dispuso a levantarse.

—Iré al baño amor. —Habló entonces Pierce, fuerte y claro. Sonrió victorioso ante mi mirada de estupefacción.

Entonces se dirigió al baño.

La línea se sumió a un silencio profundo.

—¿Thiago? —Murmuré

—Jessica, lo siento, no sabía que estabas con tu novio. —

—No, no es mi novio. —Expliqué negando, pero sonó peor. —¡Agh! No, no creas que soy una zorra, es decir, no hay nada de malo, pero no lo soy. —Me desesperé. Entonces resoplé. No había peligro. —Bien, tómalo como que es mi novio. —Oí la risa de Harry desde el baño.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now