CUARENTA Y NUEVE.

2.4K 93 10
                                    

—¡Estuviste fantástica! —Gritó Lou llegando al sofá para arrojarse encima de mí y abrazarme.

—Me alegra mucho que te haya gustado. —Solté una risita. Ella besó mi mejilla.

Harry se sentó junto a nosotras. Cerré mis ojos unos instantes, pero pronto los abrí porque aquellos dos comenzaron a jugar sobre mí.

—Consideración. —Pedí. Ellos rieron abiertamente. Lou cuidadosamente bajó y se fue bailando por allí, haciéndome reír.

—¿Estas muy cansada? —Me preguntó él, con dulzura. Acarició mi espalda. Me volteé para mirarlo embelesada.

Asentí repetidas veces.

—Mis energías comienzan a agotarse. —

—Deberías ir a descansar un poco.

—¿Con quién pasarás navidad? —

—Mis amigos. —Me respondió sonriente. Me reincorporé hasta sentarme. Él deslizó una mano a mi cintura para acercarme un poquito más a él. Mis manos recayeron suavemente en su pecho.

—¿Y tu familia, Harry? —Pregunté cuidadosa, temiendo hacer una pregunta inadecuada.

—No viven aquí, lo sabes. —

—¿Pero no has pensado viajar y volver unos días con ellos? ¡Es navidad! Debes irte.

—¿Acaso me quieres lejos? —Me miró sorprendido, impresionado, como si no lo creyera. Negué riendo.

—Claro que no. —Aseguré. —Pero me gustaría que estuvieras feliz con ellos. —

—Estoy feliz aquí, nena. Elijo estar aquí cada día. —Murmuró. Sus ojos me decían que era cierto, pero aunque sabía que no tenía muy buena relación con ellos, deseé que pudieran arreglar lo roto y que fuera feliz con su familia, juntos. Sé cuan doloroso es estar distanciado de las personas que amas sin importar qué. —Hey, no te preocupes. —Sonrió un poco, se inclinó a besar mi mejilla sonoramente, ganándose una sonrisa mía.

—Saldré un segundo, vengo en diez. —Gritó Ethan desde la puerta. Un segundo luego ésta se cerró. Al mirar a Harry él tomó mi cintura y me arrojó a sus brazos para besarme. No pude evitar reír a carcajadas, rompiendo de golpe el beso.

—Te amo tanto, Pierce. —Confesé, sujetando sus mejillas mientras reía embobada. Pierce sonreía de una forma preciosa, me miraba como si me adorara. Como si amara esto cada segundo. Todo dentro de mí reaccionaba diferente a él. Todo de mi amaba todo de él. Su mágica esencia haciéndome tan feliz.

—Te amo más. —Susurró con las distancias rotas, besó mi nariz. —Te amo aún más de lo que imaginas, Blosson. —

Aquel miedo que de pronto me atacaba en la cotidianidad era real, temía perder esto, perderlo a él. Harry era tocar el cielo. Temía perder todo lo que sentía junto a él.

Me sentía perfecta en sus brazos.

Acaricié sus mejillas y busqué sus labios, besándolo y amando el amor que me daba. Sus besos cálidos eran anestesia, eran dopamina, eran magia y caos, un caos solemne. Un desastre dulce y precioso.

[...]

—¡Por dios! —Exclamé. Ellos me miraron asustados. —¡Lou no armamos el árbol de navidad! —

—Nunca lo armamos. —Me dijo ella, confundida. Bueno, sí, era cierto, el espíritu navideño de nuestros padres era completamente inexistente, pocas veces armamos uno y era tan carente de colores y amor que era preferible ni siquiera verlo.

—Se me pasó, chicas, lo siento. —Emitió Ethan al darse cuenta.

—No es tu culpa. —Negó Lou. —No importa.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now