TREINTA Y OCHO.

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—Ve a buscar tu mochila, Lou. El transporte escolar debe estar por llegar. —Habló el moreno justo cuando ella estaba por comer el dulce que él le había impedido. Saltó del susto, provocando que él riera. Ella salió corriendo a su habitación.

—Algún día se van a caer. —Suspiró.

—Se va a caer. —Corregí, tomando un sorbo de agua.

—No, ambas. Las dos lo hacen. —

—Eso no es cierto. —Sonreí. Comenzaría a dejar de hacerlo. —¿Sabes cuándo comienzan mis clases en AAET? —

—Harry sabe, no me lo dijo. Deberías preguntarle.

—¿Lo habrá olvidado? —

—Seguro, es una persona muy ocupada. —Asintió. —El trabaja a la mañana, ¿cierto? —Preguntó.

—Durante la mañana y tarde, pero creo que últimamente está suspendiendo los turnos de la mañana a la tarde, o viceversa para acomodarse a nuestra rutina.

—¿Y durante las noches? —

—A veces debe ir a urgencias.

—O puede estar con alguna mujer. —Me sonrió. De pronto una sonrisa apareció en mis labios, pero traía tanto disgusto como asco. Eso sí dolió bastante.

—Sí, quizás. —Asentí finalmente. Enseguida escuchamos el transporte fuera de casa, Ethan le gritó a Lou que bajara.

—De que ríes.

—Te sienta bien el papel de niñero responsable.

—Eso no pensabas ayer. —Soltó una risa.

—Porque me haces enojar. —Lou bajó corriendo las gradas y nos saludó a ambos para irse. —Solo que hay veces que tus celos te ganan. —Añadí.

—Eso no es cierto ¿Me notas celoso? —

—Si. —

—¿En qué? —Se cruzó de brazos, observándome.

—En no querer que alguien más tome tu lugar. —

—¿Lo dices por Harry? —

—Lo digo por tus actitudes con él. —

Él tomó aire acomodándose en la silla.

—A veces pareciera que él es más que un amigo de la familia para ti. —

—¿A qué te refieres? —Le pregunté intentando no delatarme sola. Sabía perfectamente de qué hablaba.

—Eres muy dulce con él. Lo quieres mucho, ¿no es así?

—Porque no es solo el amigo de mi padre, también es el mío, no lo sé, la confianza de tantos años.

—Pero... —Buscó poder expresarse.

—Pero...

—Nada, es mi cabeza. —Forzó una sonrisa negando.

Él se puso de pie para levantar las cosas de la mesa y yo copie su acción.

Cuando terminamos de limpiar tomó su abrigo listo para irse.

—Me voy Jessi. Harry debe estar por llegar. —Besó mi frente.

—Suerte.

Cuando se fue volví a mi habitación a paso tortuga. Allí miré hacia afuera por la ventana de mi habitación.

Divisé al jardinero trabajando con las flores.

Me causó inseguridad saber que un hombre desconocido estaba en el patio de casa, porque aquel hombre no era el mismo que trabajaba ahí hace meses.

ARDER EN LIBERTADDär berättelser lever. Upptäck nu