OCHENTA Y UNO.

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Desperté a causa de la llamada de mis amigas, pronto me pusieron al tanto y me indicaron cómo transcurriría la noche. La fiesta se nombraba "La luna negra" éstas eran conocidas por la vestimenta y maquillaje negro. Durante los últimos años los hombres habían comenzado a implementar mascaras. No eran de las fiestas más genuinas, siempre destacaban por ser relativamente inseguras, avalando esto sus organizadores. Y definitivamente la adrenalina del peligro ya no me atraía en lo absoluto como sí hace años. Si esta vez asistía era porque sabía que como todas las veces anteriores permaneceríamos juntos y nada nos pasaría, como siempre. Jamás nos arriesgamos ni jugamos con fuego, siempre permanecíamos juntos y la diversión estaba en nosotros.

Me puse un vestido negro ajustado y corto, tacones aguja del mismo color, el pelo suelto con grandes ondas y mis ojos sombreados con un color oscuro al igual que mis labios. En el mismo momento que quedé a gusto con lo que el espejo me mostraba mi celular comenzó a sonar.

—Dime. —Le dije a Sami mientras rebuscaba mi dinero en caso de emergencia.

—Nos vestiremos de rojo. —

—¿Qué? ¿Por qué? Ya tengo puesto un vestido negro. —

—Vivi no tiene nada negro, ya sabes las flores y lo hippie va con ella. —Pude notar su voz con rastros de burla. —Ella usará su vestido que le regalé en su cumpleaños, el rojo, ajustado... así que decidí también vestirme de ese color, ya sabes. —

—¿Estas insinuando que las acompañe con el rojo? —Pregunté sentándome sobre la cama. —Jamás me molestó llamar la atención, pero ¿justo en una fiesta de estas? Seremos el blanco. —Ella lo pensó un poco en silencio, luego le dijo lo mismo a Viv.

Sam suspiró.

—Vivi acaba de recitar una de tus frases de empoderamiento femenino. Dijo algo como que no pueden condenarnos por llamar la atención o algo así.

—Pues no pueden, pero lo harán. —Le dije riendo. Sam le dio mi respuesta.

—Dice que no es justo. —Ambas reímos.

—Bueno, de acuerdo, pero si algo nos sucede...

—Tranquila. Tenemos a los chicos. No dejarían que nada nos pasara.

—Está bien. —Accedí a regañadientes. —¿Dentro de cuanto pasarán por mí? —

—Diez minutos.

—Okey, ya vi algo rojo en el closet. —Le dije poniéndome nuevamente de pie antes de cortar la llamada.

Inhalé y exhalé mirando el vestido, me trajo horribles recuerdos. Aquel vestido usé cundo Harry me descubrió escapándome de mi casa, Con aquel vestido William me arrojó al suelo y también me golpeó. Lo peor de él es que yo terminé destruida con él, pero el vestido seguía intacto.

Busqué otro y al instante lo encontré. Sonreí divertida pareciéndome delicioso y lo vestí.

Por suerte nadie había en la sala para detenerme y decirme algo respecto a lo perra que me veía.

Aceptarlo y presumirlo era otro nivel.

—Ya, ya estoy lista. —Solté el aire subiéndome al auto de Nick sin aire por correr hasta allí.

—¡Estamos aquí desde hace horas! —Exageró Dylan haciéndome reír.

—¿Le avisaste a Tati? —Preguntó Sami a mi lado.

—Sí, pero estaba cansada. Pasará la noche con su prometido. —Dylan me miró burlón.

Luego de unos minutos Nick estacionó fuera de la mansión de los Russuó. Hermanos populares por estas fiestas.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now