SESENTA Y UNO.

2.1K 100 2
                                    

—Eso es difícil... —Musité jugando con mis manos. —¿Cuándo crees que sucederá? —

—Cuando estés lista. —Al mirarlo él volvió su mirada también a mí y sonrió.

—¿Estás esperándome Harry? —Hizo una pausa y sin más, asintió, seguro de esto.

—Amor, entendí y comprendí que amarte me hace sentir querer gritarlo con todas mis fuerzas y sí, aunque no lo hagamos por motivos claros e importantes, siempre terminamos lastimándonos de esta forma. —Mirándolo exhalé aire. —Entendí que estoy dispuesto a enfrentar esto y mucho más con quien sea en cuanto sentí tantas ansias de preguntarte por fin si querías ser mi novia. —Acarició mi mano con calma. —Te esperaré, hasta que tu creas suficiente.

Me recargué en su hombro y él rodeó mi cintura con su brazo, besando mi frente.

Estaba cansada de sentirme de ese modo, llena de dudas y de contenerme a decir, hacer o cómo actuar con él cuando hay otras personas en una sala junto a nosotros, ahora era su novia, sentirlo se sentía maravilloso, ¿por qué debía ocultarlo? Por qué continuar con la relación de este modo, hiriéndonos sin querer, prohibiéndonos de sentir en público cuanto nos amamos.

—¿Cuándo sabré que es el momento correcto? —

—Te darás cuenta. —Y como si fuera un clic en mi mente me puse de pie abruptamente, captando su atención. Tomé aire extendiéndole mis manos.

—Entonces ese momento será aquí, ahora mismo. —Solté nerviosa, pero completamente decidida. Sonreí al mirar el brillo en sus ojos. —¿Quieres terminar con esto justo ahora de una vez por todas? —Sonrió mucho, soltando una risa. Las tomó con calma y con mi ayuda se puso de pie, entonces jaló de mis manos suavemente y me abrazó.

No me arrepentiría, estaba segura de eso, pero sí sentía nervios. Por supuesto que sentía nervios, uno no confiesa todos los días algo que la gente no quiere oír.

—¿Estas segura? —Susurró a mi oído.

—Segurísima, no hay vuelta atrás. Vamos. —Solté una risa. Él enlazó nuestras manos y nos guio de vuelta al lugar.

De nuevo la música las luces y el ruido. Mi estómago comenzó a doler, y me sentí algo mareada. Quizás, quizás no estaba lista. Pero teníamos que hacerlo porque era lo mejor para nuestra relación.

—Te sientes completamente nerviosa. —Lo oí decirme, detuvo su andar para voltearse y mirarme. —¿Estas segura que de verdad quieres hacer esto? Amor, no estoy obligándote. —

—Sí. —Asentí segura. —Quiero hacerlo. —Porque de verdad quería, y lo necesitaba. Él me observó de esa manera tan suya que terminó por hacerme sonreír. Humedeció sus labios con su lengua y sonrió también.

Entonces nos obligué a caminar los siguientes pasos hasta que las miradas de todas esas personas que le ocultamos nuestra relación se encontraron instantáneamente en nosotros, y consecuente nuestras manos enlazadas exponiéndonos. Aquellas personas tan importantes para mi estaban mirándome de esa manera que siempre temí que tuvieran, pero ahora ya presintiendo lo que en realidad muy en el fondo todos sabíamos.

Que no me apoyaran o no apoyaran lo que para mí hoy era mi vida entera me destruiría, eran mis amigos, quizás significaba mucho que los amigos te suelten la mano y que no respeten tus sentimientos, pero ellos durante mi vida entera fueron mi familia, protegiéndome, amándome.

Nos detuvimos frente a ellos. Tomé aire junto a mucha valentía.

No quise pensarlo demasiado.

—No vamos a seguir ocultando algo que sé que ustedes saben, pero no quieren ver. Lo único que conseguimos mientras...

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora