CINCUENTA Y TRES.

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La semana siguiente paso rápido, todo marchaba bien, incluso Thiago tuvo mejorías sin complicaciones y ya estaba en casa. Solo había un inconveniente, debía aún convencer a mis tutores a cargo de hacer algo grande para la noche de año nuevo.

Solo me quedaba ésta tarde para organizar y perfeccionar todo.

Me puse de pie de la cama, con energías me metí a la ducha y media hora después ya me encontraba abajo.

—¿Cómo esta Lou? —Preguntó Harry.

—Mal... pero ni quiera sabe que le duele. —Le dije. Había pasado por su habitación para invitarla a desayunar, pero se sentía bastante mal así que prefirió quedarse en cama, parecía que ellos ya estaban al tanto.

—Talvez puedas hacer uso de tu profesión. —Le dijo Ethan a Harry de manera arrogante, sosteniendo una taza en sus manos. Sonreí divertida.

—Eso planeaba hacer, gracias. —Respondió él.

—Ethan... —Él dejó toda su atención en mí, con una sonrisita. —¿Podemos volver a hablar del tema de año nuevo?

—Ya hablamos de eso Jessica. —Su sonrisa se borró.

—En realidad no, ni siquiera me escuchaste. —Me crucé de brazos. —Y eso está muy muy mal. Se supone que eres mi niñero, tu obligación es escucharme, aunque no quieras. —

Él comenzó a reír.

—Pero ya sé lo que quieres. —Respondió con una sonrisa burlona.

—¡Claro que no! No te lo he dicho. —

—Créeme que puedo saberlo sin que me lo digas, lo presiento, está en tu sonrisa pícara cuando planeas algo atroz. —

Fruncí el ceño.

—Yo sí quiero escucharte nena. —Intervino Harry con una sonrisa divertida.

ESTE ERA MI MOMENTO.

Carraspeé.

—Está bien, te oiré, pero no prometo darte permiso. —El moreno me señaló de manera acusadora. Sonriendo ampliamente me dispuse a hablar —¡No estés tan feliz, he dicho que aún no te daré permiso!

—Mi idea es la siguiente... —Comencé sonriente... logrando un pequeño suspenso. —Haremos UNA GRAN FIESTA AQUÍ, ¡EN MI CASA! ¡WOH! ¡SI! —Solté en exclamación mostrando todo el entusiasmo que me provocaba. Contemplé sus rostros y calmé mis energías. —Tengo todo pensado, será a la media noche. Un par de horas. —

—Sabía que iba a ser pésima... —Murmuró Ethan haciendo reír a Harry. No entendí qué era gracioso.

—Uhm... —Murmuré —¿Qué les parece una pequeña? —Pregunté. —Una pequeña fiesta, en vez de GRAN fiesta. ¿Qué dicen?

—Ni gran ni pequeña, no tienes permiso Jessica. Lo siento, pero no puedo dejar que destruyan esta casa. —Finalizó.

—Luego recuérdame porque mi padre te eligió a ti como mi niñero y no a alguien más divertido. —Resoplé.

—Si quieres lo hago ahora... Porque me cree lo suficientemente responsable para cuidar de ti y tomar las decisiones CORRECTAS. —

—¡Ethan por favor! No te pediré jamás nada en la vida. Hago lo que quieras si quieres. Seré tu esclava, estaré a tu disposición. Por favor, haré lo que me pidas. —

Él tan solo negó, se puso de pie levantando su taza y llevándola a la cocina.

—¡No se quedará así Ethan! —Exclamé haciendo que sea audible para él.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now