SETENTA.

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Sus brazos me abrazaban con cariño, ambos sentados en el sofá. De pronto me atacó con besos, haciéndome reír por las cosquillas. Me soltó y se acomodó como si nada hubiera sucedido, me partí en risas. Nos habíamos reunido a ver películas con Ethan Lou y Josh. Mi hermano y Tati no estaban, siendo las nueve de la noche supuse que él estaría por llegar.

Habían pasado unos días de lo de William. Estuve bastante paranoica al salir de casa, y sentir miedo por eso me molestaba, jamás había sentido miedo por lo que pudiera pasarme. William estaba aún en la comisaría. Mi hermano y Harry presentaron cargos bajo mi consentimiento. Dictaminaron que no lo liberarían hasta un posible juicio. Si es que había uno y no lo liberaban antes. 

¿Y si lo soltaban y no me avisaban?

Me concentré en que todo estaba bien. Que todo estaría bien tanto como para mí como para él. Además, estar en casa me ayudaba para ordenar mi mente, pasar tiempo con Lou, y hacer un poco de trabajo en casa.

—¿Estás mirando? —Murmuró Harry. Negué.

—Mi mente esta... —Hice un alboroto con mis manos y luego solté un suspiro.

Por diversos motivos aún me sentía cansada y no estaba prestando atención a muchas de las cosas que pasaban en mi alrededor, una de ellas era la idea de concentrarme en una película que estaba más complicada que mi vida en general.

—¿Quieres que elijamos otra? —Habló Ethan dejando en pausa la película.

—No se preocupen por mí. —Negué —Yo estoy bien. —Añadí acomodándome más en el pecho de Harry.

—Igual la cambiaré. —Respondió. Harry asintió de acuerdo.

El moreno se puso de pie para rebuscar en la estantería de películas, luego de un rato me preguntó por una, terminé asintiendo y encogiéndome de hombros. Creó una tradición de ver películas en DVD y no me molestaba, muchas de ellas, la mayoría, jamás las había visto.

La película comenzó junto con el tono de Harry de llamada. Suspiró y yo me removí para que pudiera quitar el celular de su bolsillo. Me miró sin expresión alguna. Incliné mi cabeza hacia atrás con frustración.

Depositó un beso ruidoso en mi mejilla poniéndose de pie y se dirigió hacia afuera de la sala.

—Sí, Gracias. Ella está bien. —Fue lo único que escuché antes de perderlo de vista. Miré su ausencia un momento, pero no quise pensar en ello así que miré a Ethan dándole un leve movimiento de cabeza para que volviera a reanudar la película.

Sabía a la perfección que, con cada llamada cuando me miraba de esa forma, era ella.

Comencé a entender su lenguaje corporal sin siquiera tener la intensión de hacerlo.

Pero por fin esa situación de la llamada y que sea ella no me alarmaba, tampoco me asustaba. Confiaba en su amor. A pesar de que a veces me daban ganas de quitarle el celular y tener una simple y amistosa platica con ella exigiendo explicaciones, confiaba en él.

Comenzó la película, pero unos minutos luego sentí la necesidad de ir al baño, le avisé a Ethan que no tardaría y que no se molestara en parar la película.

Caminé hasta mi habitación, encontrándome a Harry a unos pasos de la escalera, de espaldas a mi y mirando la nada con el celular sobre su oreja.

—Ya basta. Sabes que no es cierto lo que dices, si yo no fui estos días fue porque no podía y sabes el motivo. —Murmuró —Mañana iré, Cathe, no sé por qué actúas así cada día, no estoy ausente. ¡Ni siquiera sabes que reclamarme, Catherine, basta! ¡No tienes motivos! —Jamás me había hablado a mí con esa molestia, con esa irritación, me sentía confundida. —No digas esas idioteces, yo la amo, lo sabes, pero ahora no pued... —Carraspeó. —A ti te amo, cariño. —Hizo una pausa. —Mañana ¿Te parece? De acuerdo, mañana. Te amo también preciosa. —

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now