TREINTA.

2K 107 4
                                    

Harry estaba de pie, en un extremo del umbral con su mano recargando su cuerpo y su mirada perdida en el suelo. Al verlo, al mirar ese desaliento, aquella tristeza en él me rompió.

—Harry. —Musité, pero no volvió a mí.

Solté un sollozo, mirándolo.

Entonces giró su rostro hacia mí, y su mirada llena de tormenta me golpeó con violencia. Mordí mis labios, necesitándolo, odiando lo que había creado entre nosotros por haber hecho eso con William.

No podía evitar verme tan rota al sentirme de esa manera. No pude evitar gritar con mi mirada que lo necesitaba y que me dolía.

—Sé que me dijiste que no debía acercarme, que no será quien lo fue otra vez, sé que no debí dejar que me abrazara, ni me tocara, sé que debería odiarlo y estar enfadada, pero no pude. Esto me supera, no sé qué hacer. Solo sé que me dejará libre. Que lo que sea que hice fue lo correcto, siento que fue así, porque él me dejó libre. —Solté un sollozo. —Quizás no logres verlo, pero era necesario.

Él se aproximó a mí y me abrazó con fuerzas, protegiéndome del mundo entero, devolviéndome el alma del suelo, armando mi cuerpo de nuevo, juntando todos los pedacitos de mi corazón y reconfortándome.

—Lo siento. —Musité.

—No tienes que pedir disculpas. —Me dijo. —Te entiendo. Sé por qué lo hiciste, sé que no puedes guardar odio dentro de ti. No estoy enojado contigo, mi amor. —Mi garganta se presionaba con fuerzas.

—Dime que sientes. Dime que sucede.

—No... —Negó. —No es nada.

—Dime, Harry. —

—Temo que vuelvas a sus brazos. —Confesó con vulnerabilidad. Ver ese miedo en sus ojos me hizo tomara aire. —Temo que si él se recupera luego de tratamiento y vuelve a ser quien era, tú vuelvas a amarlo de nuevo. Siento incluso que no dejaste de quererlo y me duele. Vi como lo quieres. Vi cómo incluso a ti te costó soltarlo, Jessica. Temo que elijas dejarme. Que me abandones.

Con el corazón en la boca intenté hablar, pero él me interrumpió.

—Creo que estás herida y que te duele, pero no que perdiste tu amor por él.

—Mi amor por él desapareció aquella noche que tuvo la cobardía de lastimarme como lo hizo. Quizás sí, si no lo hubiera hecho no hubiera terminado con él, pero recuerda que yo ya sentía algo por ti y eso nadie me lo quitaría, yo ya estaba perdida en ti. —Le dije, limpiando mis lágrimas. —Nada de lo que sentía por él lo sigo sintiendo. No lo amo, y no sé si alguna vez lo amé, porque lo que sí sé es que contigo aprendí a amar. Porque sé lo que es amar por ti. Porque me haces sentir más de lo que alguna vez sentí en mi vida entera.

Respiré, pero inundada de emociones continué bajo su mirada.

—Me duele esto, lloré frente a él porque me duele, porque estoy herida y porque sentí que ya no podía más y que jamás se acabaría. Me duele que haya sido él quien me lastimó, pero no porque lo quiera aún.

Pierce... —Respiré, toqué con cariño su rostro y lo ahuequé entre mis manos, pareciéndome lo más hermoso de este mundo. Sus ojos se cerraron suavemente ante mi caricia. —Te amo a ti, Pierce. Si de algo estoy segura como jamás lo estuve en mi vida entera es que te amo. —

Sus ojos se abrieron y me sonrió, con amor, pero su mirada se volvió temerosa.

—¿Me amas? —Inquirió inseguro. Sonriendo tanto por sentir cosquillas dentro de mi asentí.

—Te amo, Harry Pierce.

—¿Estás segura? —Musitó. Solté una risa, asintiendo. —¿Y si vuelve a conquistarte? —Me miró con angustia.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora