SESENTA Y TRES.

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Bruno me despertó muy temprano por la mañana a gritos dándome un susto que pudo haber sido de muerte.

—¿Qué diablos? ¿Por qué? Son las siete. —Chillé.

—Necesito que lo hagas. —

—¿Qué cosa?

—Levantarte. Es muy importante. —

—Maldita sea, está bien, dame...unos minutos.

Él se marchó y en cuanto lo hice me levanté fui al baño y me alisté.

No podía empezar el día tan temprano.

Cuando bajé, allí estaba mi prima luciendo diosa a las siete de la mañana. Miré a mi hermano. Había un gran desayuno sobre la mesa.

—Estamos aquí para intentar reconciliarnos, fortalecer nuestra... —Hizo un movimiento con sus manos. —Unión como familia.

—¿De qué hablas? —Le pregunté, pero comencé a prepararme mi desayuno y él también, consecutivamente mi prima.

—Pongamos sobre la mesa todo lo que aman de la otra. —Nos dijo él. Di un respingo. —Sin apresurarse, tómense su tiempo, piensen, reflexionen y luego lo hablaremos. —

Ambas hicimos silencio, comenzando a desayunar.

Miré a mi hermano, él me dio una miradita llena de esperanza así que hice el intento.

Pensé, pensé, y pensé y de pronto me distraje en otros pensamientos. Ella me miraba molesta, haciéndome saber que no tenía nada para amar.

Humedecí mis labios.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que terminé mi desayuno. Mi hermano nos esperaba paciente.

—¿Y? ¿Cuántas cosas pensaron?

Maldición.

—Uhm... No, no lo sé. —Dije. Mi hermano dio un respingo.

—¿Sol?

—Nada. —Dijo ella.

Él pensó un momento.

—Bueno, puedo darles diez minutos más, no desesperen. —Nos sonrió.

Hice el gran esfuerzo de pensar en algo, pero verdaderamente no tenía nada. Pasado los diez minutos mi hermano volvió a pedirme algo, pero Harry entró de pronto a la sala, sonriéndonos con sorpresa por vernos de pie tan temprano. Sol dio un respingo, sin siquiera tener la intención de saludar.

—Harry, no hables, no interrumpas. —Le pidió Bruno.

—¿Qué sucede? —Preguntó, confundido. Mi hermano resopló.

—Estamos intentando sacar a relucir lo que ama una de la otra hace una hora de reloj y no hay nada. Hay que darles tiempo, en silencio. —

Harry presionó los labios, mirándome divertido, pero ante la mirada de mi hermano de desaprobación la borró y tomó asiento, observándonos.

—Jessica, hermanita. —Pidió Bruno.

—Uhm... a veces... —Miré a Sol. —Eres buena. —Logré decir. Ella soltó una risa irónica.

—Tú ni eso. —Escupió.

Presioné mis labios.

—Sol, por favor, intentamos hacer las paces ¿recuerdas? —Me miró. —¿Jessica, solo eso?

—Veo buenas intenciones en ti muchas veces, muchas veces eres muy linda con las personas y eso es genuino, creo firmemente que darías todo por quien amas, y por eso me refiero a familia. No eres mala y...

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now