CINCUENTA Y CINCO

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Me desperté con un dolor en mi cabeza tan insoportable que me hizo cerrar mis ojos nuevamente. Lo intenté una vez más, dolorida.

El ambiente estaba algo oscuro ante la pequeña linea de luz que entraba por la ventana, que era mucho más pequeña que la mía, pero aun así intenté estabilizar mi vista y ambientarme a mi alrededor.

Harry apareció frente a mi a metros. Se vestía con una camiseta gris que jamás le había visto antes y luego se puso sus zapatos.

Miré a mi lado y noté las frazadas abiertas y su celular en el colchón. Significaba que no se había ido.

Él se había quedado conmigo esa noche. Había dormido conmigo.

Cerré mis ojos cuando lo sentí acercarse. Mi garganta se presionó. Me sentía tan avergonzada. Incluso más que anoche. Me arropó con cuidado, acarició mi frente y lo oí soltar un suspiro desde lo más profundo fondo de su alma.

—¿Por qué me haces esto amor? —Musitó, su voz, dulce pero triste.

Una lágrima humedeció la almohada y me acurruqué en ella. Sus movimientos se detuvieron y luego se alejó, cerrando la puerta en silencio con su salida.

Deseaba tanto que esa noche hubiese sido solo una estúpida pesadilla. Quería correr hacia él, pedirle perdón y explicarle, pero ¿Explicarle qué? No sabía ni siquiera porqué fui tan idiota de hacerlo.

No tenía nada que explicar, ni que decir, había sido una estúpida y no podía arreglarlo.

Con mis acciones había demostrado que yo no era para él.

No tenía fuerzas para levantarme, pero tenía que hacerlo. La maldita vida seguía, no podía arreglarlo, pero si algo sabía es que debía enfrentarlos.

Luego de un gran tiempo me dirigí al baño, me duché con agua fría y arreglé un poco mi imagen deplorable. Una vez que lo logré bajé a la sala. Mis pasos eran tan lentos que cualquiera que me viera se daría cuenta que no quería llegar.

—No lo sé Hayley. —Oí a Harry abajo, cerca de las escaleras. Me detuve, sabiendo que no debía interrumpir, mucho menos oírlos, pero... incluso arrepentida no podía no hacerlo.

—Tiene que haber algo.

—Ni siquiera sé por qué, Hayley. De pronto siento que exagero, porque Ethan ni siquiera reaccionó como yo incluso...

—Pero Ethan no la ama como tú. Ves esto de una manera diferente y está bien que lo hagas.

—Solo sé que me duele. Siento... como... no lo sé.

—Como si te lo hubiera hecho a ti. Como una traición.

Un silencio de algunos segundos y finalmente lo oí.

—Sí. —Aceptó, decaído. —Aunque si lo miro, nada muestra que me haya hecho algo a mí.

—Quizás esperas demasiado de ella. Y es humana, también puede equivocarse. —

—Jamás esperé nada de ella. Siempre fue mucho más... Pero quizás el motivo sea ese. Estoy... decepcionado, aun no sé si de ella... o de mí.

El día que lo decepcione se sentirá como el mismísimo infierno, lo predije con certeza, y en aquel instante, al oírlo sentí que caí en él. Un dolor en mi pecho me abrazó y sentí tanta angustia que quise correr a él y pedirle perdón, una y otra vez.

—Trabaja en lo que sientes, Harry. Solo así podrás hablarlo y decírselo.

—No quiero hablar con ella aún. —

Oí pasos subir así que me alejé. Fingí estar saliendo de la habitación cuando ella llegó al pasillo. Fingí sonreír, pero mi pecho dolía. Harry era la única persona a la que no quería decepcionar. No quería ver eso en sus ojos al mirarme.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora