Capítulo 86 - Pagina 84

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Sabado, 17 de junio de 2008


El verano esta a la vuelta de la esquina, aun llevamos abrigo pero el calor comienza a filtrarse a través de los días grises de Londres. Maura prometio que en cuanto todo esto termine iremos a Irlanda, quiero conocer allí, perderme en las verdes e inmensas praderas y montar a caballo. Quiero que Niall me lleve a explorar todo lo que él conoce y hacerlo mio también, ser una hija mas de aquel hermoso lugar. No es que no me guste Londres, porque en verdad a pesar de todo lo que he vivido aquí me gustan los días lluviosos y los enormes parques, además todo lo que conozco esta aquí, pero no esta de mas explorar otras opciones.

Aun sigo esperando la llamada de Louis, aunque me parecio verlo a la salida del colegio, reconoci el uniforme pero parecía estar escondiéndose. No sali en su busca porque no quería que Niall volviera a pelearse con él, y también estaba el hecho de que si Louis hubiese querido hablar conmigo lo habría hecho. Le daría un par de días mas hasta ver que decidia.

Hemos vimos a Harry y Zayn molestando a Liam, el pobre ya ni siquiera se defiende, pienso que él debe pensar lo mismo de mi. Megan ha vuelto al ataque, lo verbal ha pasado a segundo plano ya que ahora le gusta empujarme por los pasillos o ponerme el pie por donde quiera que vaya. Mis rodillas están moradas por tantos golpes, y aunque me duelan, aunque quiero gritarle que se detenga... no lo hago. No tengo voz. El miedo me consume. Entonces, al llegar a casa busco en mi escondite mi pequeña caja de alivio. No se por qué he vuelto a llenarla, no supe que me llevo hacerlo hasta que me di cuenta que soy débil. Me sente en la oscuridad de mi habitación mirando el filo de la cuchilla apenas iluminada por el brillo de la luna, me sentí hipnotizada y mi corazón latía en un enorme frenesí. Mi respiración era superficial cuando deslice mi dedo a través del filo, una gota de sangre se derramo por mi dedo y me quede fascinada. Por un segundo me perdi, fue como si nada mas existiera pero entonces una calida voz a través de la puerta me hizo reaccionar. Era la voz de un angel llamándome, un angel que aunque no tenia alas se había proclamado mi protector.

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