CAPÍTULO 116

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Tú y yo.

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Cuando dos corazones laten con premura no hay marea que los ahogue porque la fuerza del amor los mantendrá siempre a flote. Cuando el alma ya no duele y el sol vuelve a brillar tan solo queda amar y ser el ejemplo del universo. Ella es la correcta.

Fueron largas noches en vela, pero ante cualquier cosa estaba escrito en sus caminos el encontrarse, pues no veían en otra parte lo que vieron siendo una. Era magia, porqué cuando el amor es correspondido se siente de esa manera, tan dulce y recíproco. A su aventura del amor no le hace falta nada más, pues sé harán compañía más allá de la vida, pues cada mañana les traerá un canto nuevo de pájaros alegres. Es un sueño difícil de creer, pero es tan palpable como sus manos haciéndose compañía.

Tengo ganas de tenerte siempre y de conocerte una y mil veces más. Mi mayor suerte es poder amarte, se repetía Jisoo mentalmente muy sonriente mientras terminaban de arreglarla. Su mejor amiga siempre a su lado llorando a lágrima viva al poder verla finalmente vestida de blanco próxima a encontrarse con Rosé.

Eres tú, solo tú, lo que quiero solo tú. Tenía el corazón negro mate, y fuiste tú quien lo pintaste. Si pudiera bajarte una estrella del cielo lo haría una y mil veces, se dijo Rosé mentalmente mientras observaba como le lucia el vestido blanco de corte princesa que le ajustaban con cuidado. Sus padres y su hermana la observaban con varias lágrimas en sus ojos, orgullosos del amor tan enorme que le profesaba Jisoo, pues al fin sería amada para siempre como ella se lo merecía.

Yo quisiera ser el aire que desnuda tus mañanas y morir en cada beso que me brindan tus labios.

La capital de Islandia, Reikiavik, terminó siendo el destino elegido por las novias para su boda. Allí se encontraba ese castillo en el qué siempre soñó casarse la rubia, hermoso y vanguardista y con una vista espectacular de toda la ciudad, pues gracias a su ubicación se podían apreciar por el sur las enormes montañas delimitando la ciudad y por el norte un lago color azul violeta iluminado por la estalagmita del fondo, una particularidad elegida por Jisoo, pues le recordaba a aquella oportunidad en que la rubia la llevó a esa cueva divina por su cumpleaños. Tantos detalles que ambas planearon exhaustivamente para la inolvidable tarde en que se darían el sí nuevamente mientras se ponía el sol en un atardecer sin igual. Los invitados ya estaban en su espera frente al lago, muy felices y contentos en espera de las novias. Las damas de honor de esta historia; Suzy, Nayeon, Tzuyu, Jeongyeon, Dahyun y Hailee, lucían relucientes con sus vestidos color plata. La pequeña Kim junto a su tía Jennie muy atenta en espera de sus madres con un pequeño vestido blanco al igual que ellas. La ambientación era como le gustaba a Jisoo, con efectos visuales en el techo simulando que nevaba, pues por algún motivo le recordaba a la primera navidad que pasó junto a la rubia, aquella que la hizo sentirse tan contenta como una niña pequeña.

Solamente tú.

─Hija, es hora. ─Irene se acercó a tomar las mejillas de su hija entre lágrimas. ─Jamás vas a necesitar de nadie más porqué siempre tendrás a tu madre apoyándote, cariño. Hoy te entregaré a tu esposa con mucho orgullo.

─Mamá. ─la pelinegra se acercó a abrazarla muy fuerte. ─Jamás necesité de ningún padre porqué tu has sido siempre la mejor madre y amiga que pude querer. Gracias, mamá. ─unas palabras de agradecimiento llenas de sentimientos. Pues jamás habría palabras suficientes para resumir la labor tan excepcional como madre que desempeñaba Irene con sus hijas.

─¿Sabés que tú felicidad siempre será la mía verdad, hermana? ─preguntó Jihyo entré lágrimas y su menor asintió. ─No te preocupes por nada, siempre estaré apoyándote y sosteniendo la cauda de tu vestido en todo momento. ─Jisoo supo de inmediato a que se refería y sonrió, pues esas eran las mismas palabras que ella había usado aquella vez que su mejor amiga se casó.

Gay Panic |Chaesoo| Editando.Where stories live. Discover now