CAPÍTULO 113

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Mis manos temblorosas y aceleradas imposibilitan que mis acciones sean firmes y acertadas. Odio ser así. Mi respiración sé está cortando. Siento que me estoy quedando sin aire al verla reposar inconsciente sobre mis piernas. No puedo gritar, no puedo pedir ayuda. No, no, no, ahora no es el momento para tener un ataque de ansiedad. Tengo miedo, tengo mucho miedo de que Jichu no vuelva a abrir los ojos. Tengo miedo de que me deje otra vez. Fue mi culpa. No debí provocarla. Mis ojos están cubiertos de lágrimas, no logró ver apropiadamente. No puedo alcanzar mi celular. Mi pecho quema de dolor.

De pronto unas suaves manos que reconocería siempre se posan en mi mejilla izquierda. Su dedo pulgar rosa mis párpados y al fin logró verla. Está despierta. Sus ojos negros como el fondo del océano se fijan en mí con atención. La comisura de sus labios se levanta enseñándome una sonrisa ladina, esa sonrisa que me hace tocar las nubes. Mi corazón se acelera en cuanto veo relucir su perfecta dentadura. Continuo igual de alterada, no logró respirar apropiadamente a causa de la angustia, pero en cuánto ella deja salir una nota de voz, me descompongo.

─Chaeng... mi amor. ─su voz resuena en mi mente como un eco. Quedó totalmente estática a sus palabras. Ella continúa sonriendo ampliamente. Me mira de forma divina pero yo no puedo creer ni oír lo que estoy presenciando ahora mismo. Mi pequeña bebé se incorpora suavemente hasta quedar sentada como yo en el suelo. Toma mis mejillas con cuidado, sus pulgares acarician y limpian mis lágrimas desconsoladas. Siento como si estuviera viviendo una realidad alterna, incluso podría ser un sueño, pero en cuanto reposa su frente a la mía me deshago al ver sus ojitos llenos de lágrimas. ─Chaeng, mi vida. Mi princesa. Mi ardillita. Mi ángel. ─mis lágrimas aumentan descontroladas. Mis manos temblorosas van a parar a sus preciosas mejillas. La tocó, la siento. Todo es real. Ella está frente a mí. Ella me recuerda. ─Te recuerdo, te recuerdo claramente, preciosa. Nos recuerdo, mi amor. ─comenzó a llenar mi rostro de besos muy emocionada. Tan enérgica, como lo hacía antes. Se detuvo para mirarme una vez más mientras su mano derecha recorría mis facciones faciales con adulación, como sí se estuviera cerciorando de que no estába dormida. Me estaba doliendo demasiado verla llorar tanto, pues aunque no me lo dijera sabía que estaba muy emocionada y contenta, sin embargo, sus gestos de dolor me hicieron saber que también estaba sufriendo. ─Te amo, Chaeyoung. Te amo mucho. ─gimoteé en cuanto oí lo que más anhele durante tanto tiempo y me abalance a abrazarla por el cuello. Al momento ella me abrazó con fuerza, sus brazos se apoderaron de toda mi espalda. La fuerza en sus acciones era demasiada, me apretaba demasiado, pero no me importó. Jisoo lloraba desconsolada. Jamás la había visto así, me rompía el corazón. ─Mi amor, yo... ─balbuceaba mientras se aferraba más y más a mi cuerpo. Está siendo muy posesiva. ─Mi preciosa, mi alma... ─podia sentir el desesperó en sus palabras. Sus manos temblando en mi espalda, estaban muy frías. ─Te ex... ─me dejó un besito en el hombro derecho y luego se deshizo completamente en mis brazos.

─¡Mi amor! ─grité asustada.

Ella no despertaba, está vez fue distinto a hace unos minutos. Se había desmayado, pues sus facciones se relajaron, ya no se quejaba. Como pude la acomodé delicadamente en el suelo, me levanté de él con energía, tomé mi celular y apresuradamente llamé al doctor Gal. Mi cuerpo temblaba, aún no podía creer que estuviera pasando, prefería no ilusionarme hasta que el médico la revisará apropiadamente. Lo siguiente que ocurrió fue que los guardias entraron y la cargaron con cuidado hasta dejarla en la cama. Irene, Jennie y Lisa no tardaron mucho en llegar muy preocupadas por la noticia. Decidí esperar que la valorarán antes de volver a entrar. Mi cuerpo se estremecia cada que pensaba en sus palabras calidas, anhelantes y necesitadas, parecía incluso que tuviera miedo. Mientras me cambiaba de ropa mi mente no dejo de pensar en mi pequeño pedazo de cielo; me sentía muy contenta, extasiada al oírla llamarme como siempre lo hacía, incluso quise gritar al oírla decir que me amaba, así que rogaba internamente porque ella me recordara, que sus recuerdos no se esfumaran nuevamente.

Gay Panic |Chaesoo| Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora