Gay Panic |Chaesoo| Editando.

CAPÍTULO 91

Comencé a despertar, tuve la mejor noche de mi vida. No había tenido pesadillas, al parecer mi subconsciente estaba intentando dejar de lado los eventos que ocurrieron en ese horrible lugar, y lo preferí así. Las noches anteriores me despertaba en medio de la noche sudando y muy asustada pensando en que estaba reviviendo el momento preciso de la pelea con Kai. Chaeyoung se preocupó mucho por mi estado e hizo que le contara todo lo que ocurrió a detalle; luego de eso lloró desconsolada imaginando por todo lo que tuve que pasar en manos de ese monstruo. No quería rememorar esos momentos horribles, pero habérselo contado todo, me libero en cierta medida. Luego de esa noche, ella me abrazaba firme contra su pecho, ahora era ella quien intentaba protegerme; me abrazaba por la cabeza y yo me aferraba a su pecho unos instantes, pues sí permanecía por mucho tiempo más la lastimaria; aún seguíamos recuperándonos físicamente, ya había pasado una semana del incidente, y todavía mi esposa seguía convaleciente y mi hija permanecía en cuidados intensivos. Las cosas iban mejor, sí, pero todavía era muy pronto para Haneul. Eso nos mantenía en una agonía constante, sobre todo a Chaeng; Haneul era alimentaba por una sonda y ella ni siquiera podía darle pecho, le dolía mucho física y emocionalmente, todo estaba siendo muy duro de sobre llevar para nuestra pequeña familia. Sin embargo, nuestro amor hacia que se sintiera más cálido y esperanzador, además logramos que trajeran a Haneul a la habitación de al lado; podíamos verla cada que quisiéramos y estar junto a ella; tan solo nos separaba una ventana y nada más.

Sus hermosos ojos color avellana oscuro estaban totalmente enfocados en mi, relucientes y brillantes, y tan llenos de deseo; me miraba de una manera hambrienta, pasó saliva y mis mejillas se tornaron rojas. E-Esto... ¿Q-Qué está pasando? ¿Soy su presa acaso? Me encogí en mi lugar a la vez que retraía mi cuerpo, mi mano izquierda reposaba sobre su pecho izquierdo, tal vez, la estuve tocando mientras dormía. Chaeyoung no esperó a que yo articulará una palabra y devoró mi boca. Estaba tan urgida, que al momento introdujo su lengua en mi cavidad, tomando la mía con fervor. ¡Oh, Dios, que manera despertar! No se detenía, estiraba mis labios, y los chupaba a su gusto, su mano fue a parar bajo mi bata y la subió hasta apoderarse de mi pezón izquierdo, masajeó y apretó, y gemí en su boca.

─Ugh, amor. ─gruñó. ─Te deseo tanto justo ahora. Me encantas, me encanta tu cuerpo. ─continuó besándome apresuradamente llena de furia, tan salvaje. No pude evitarlo, me estaba quemando, me encantaba cuando ella empezaba a buscarme y a provocarme. Mi pierna derecha fue a parar a su entrepierna y comencé a frotarla a la vez que la tomaba por sus mejillas. Abrió su mano y se apoderó de la totalidad de mi pecho, apretó a la vez que mordía mi labio inferior. No aguante más y me abalance sobre su cuerpo. ─¡Au! ¡au! ─se quejó cerrando los ojos.

─Lo siento, mi amor... lo siento. ─dije asustada, y me retiré al momento con preocupación. Mis ojos comenzaron a recorrerla con urgencia; la cinta que protegía la aguja que estaba incrustada en su mano derecha, se levantó y algunas gotas de sangre se hicieron presentes. ─¡Ay, no! Llamaré a alguien para que te revise. ─mis manos temblorosas se aproximaron al botón de alarma, pero mi esposa me lo arrebató.

─Estoy bien, cariño. No fue nada grave... Ya está, mirá. ─acomodó la cinta nuevamente cubriendo su herida, y me encogí en mi lugar con bochorno.

─No quería lastimarte, linda. Lo siento tanto... me deje llevar. ─una escalofrío helado me recorrió el cuerpo y me cubrí el rostro avergonzada.

─Amor, lo sé. No te pongas así, sé que no buscabas lastimarme... no lo hiciste con intención. Fue un accidente. Discúlpame tú a mí, me emocioné mucho al verte así, te veías tan sensual y me tocabas tan delicioso que no pude detenerme. Sé que no podemos, y de todas maneras insistí. ─tomó mis manos y las fue retirando delicadamente, hasta que ya no cubrieron mis rostro. Mi mano izquierda fue a parar a su mejilla y comencé a dejarle leves caricias ahí. Sonrió. ─Buenos días, hermosa. ─reposo su frente con la mía.