CAPÍTULO 40

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Luego de que llegáramos a casa hace unos días y que Chaeng dijera que estaría muy ocupada grabando, definitivamente comencé a sentirme incontrolable y deseosa de ella. No quería que se separará de mi lado, por lo tanto, no podía alejar mis manos de su cuerpo. Quería escucharla gemir mi nombre todo el día. Chaeng estaba haciendo el desayuno y no llevaba mucha ropa puesta; en nuestros días en Nápoles tomó mucha seguridad, y ya no se cohibía tanto cuando estábamos juntas, por lo que empezó a sentirse más cómoda y a actuar con más libertad. Eso me emocionaba y me enorgullecía, ella confiaba en mí. Giró su rostro y me sonrió, podría morir de amor por todos los pequeños gestos que tiene conmigo. Nuestra relación se volvió más unida, cariñosa y estable. Simplemente estamos locamente enamoradas.

Verla menear las caderas al ritmo de Grenade de Bruno Mars, era muy tortuoso para mí.

─¿Que haces pervertidilla? ─soltó una risita.

Me atrapó viéndole el trasero.

─Solo aprecio lo hermosa que eres. ─apoyé mis manos en la encimera y sonreí.

─Eres muy linda. ─me apretó las mejillas y me dio un beso sonoro. Su cabello rubio iba atado de forma desordenada, una minifalda intentaba cubrir sus atributos y una camisa corta semi transparente dejaba a la vista sus pechos.

─Se que dijiste que querías que te dejará empezar, pero... ─me acerqué a su espalda y la abracé por la cintura. ─No puedo resistirlo más, mi amor. ─lamí el lóbulo de su oreja y me cole por debajo del esqueleto hasta tomar uno de sus pechos.

─¡Agh!... ─gruño. ─Al parecer, el desayuno tendrá que esperar. ─se recargo en mi pecho. ─Me encanta que me desees.

Sonreí en su cuello, giré su cuerpo y empecé a besarla con hambre. Se dejó llevar entrelazando sus dedos en mi cuello, la tomé por las nalgas y la senté en la encimera. Abrí sus piernas acomodándome en medio de ellas, inmediatamente comencé a chupar y lamer sus pechos por encima de la camisa. Necesitaba oír más de esos gemidos, entonces, dirigí mi mano a su intimidad, apartando su tanga con mis dedos y comencé a frotar su clítoris con afán. Quería dejarla sin aliento y hacerla enloquecer, abracé más su cintura atrayéndola más hacia mí, fue entonces, cuando me atreví a penetrarla con dos dedos; primero muy lentamente, disfrutando de lo delicioso de su interior apretándome y suplicando por más, ya conocía todo lo que le gustaba, sabía cómo hacerla enloquecer. Su interior cálido, apretandome, sus gestos y sus gemidos, amenazaban con hacerme venir ahora mismo, definitivamente me tenía muy húmeda, su interior se estaba comiendo mis dedos y su cuerpo empezaba a arquearse. Cuando noté que comenzó a hiperventilar inicié mi penetración fuerte y rauda, entrando y saliendo a un ritmo constante que poco a poco fue incrementando.

─Jisoo... Dios. ─gimió echando su cuerpo para atrás, proporcionándome una excelente vista de sus pechos. 

─Amo como suena mi nombre en medio de tus gemidos. ─dije con voz ronca y aumente la velocidad de mis embestidas. ─Dilo de nuevo, mi amor. ─ordené dominada por la lujuria y chupé con fuerza su pezon.

─Oh m-mierda Jisoo. ─gimió fuerte y su orgasmo cubrió toda mi mano.

La sostuve firmé, pues seguía recuperándose del orgasmo. Esperé unos minutos a que tomara aire y la cargué en mis brazos con destino a la habitación. La acosté suavemente en la cama y me llevé los dedos a la boca, lamiéndolos lentamente en medio de sonidos lascivos, seguidamente empecé a desnudarme bajo su atenta mirada.

─Estoy muy húmeda por tu culpa. ─dije con voz ronca y ella se mordió el labio. ─Te ves muy ardiente y sensual ahora mismo. ─pase un dedo por encima de sus labios. ─Quiero comerte toda. ─me acerqué a su cuerpo y deslicé lentamente esas molestas prendas por sus piernas y por encima de su cabeza, dejándola completamente desnuda.

Gay Panic |Chaesoo| Editando.Where stories live. Discover now