Capítulo 47.
20 de octubre 2019:
Observo a mis pequeños dormir plácidamente en sus cunas, Hera y Axel se han portado como unos angelitos desde que los traje a casa hace días, James está supercontento con la idea de tenerlos aquí en su hogar ni hablar de Lee que no me deja cargarlos muchos porque casi siempre quiere tenerlos ella.
He notado que Hera puede tener su cabello rubio como el mío, en cambio, Axel puede ser que el de él, sea como un castaño oscuro, lo único que ambos tienen en común es que son blancos como yo.
Por otro lado, no puedo darle de mi pecho como cualquier otra mama común, ya que a mí nunca me bajo la leche para poderlos amamantar debidamente, es un poco decepcionante, sí, porque deseaba tener esa conexión mágica que había tenido al momento de amamantar.
Suelto un suspiro, para luego salir de la habitación donde se encuentran los mellizos, también es donde yo duermo, decidí que compartiéramos una sola habitación para los tres, quiero estar más cerca de ellos.
Por otro lado, no he sabido nada de Zeth o Robert desde el día que nos dejaron aquí, llegue a pensar que al otro día ellos vendrían aquí para ver a los mellizos, pero no fue así, van varios días desde que no han dado señales.
Nunca sabes qué puede pasar por esas cabezas, son como una cajita de sorpresa, literalmente, quisiera no sentir nada por ellos, pero jodidamente es casi imposible, debido a que, en mi corazón, está estos sentimientos contradictorios por esos dos hermanos idiotas.
Sacudo mi cabeza, decidido caminar hacia la sala de estar del departamento, a veces desearía no haber asistido al dichoso baile, quizás mi vida estaría más tranquila, pero no estaría con nueva razón de ser y mi motor de querer dar lo mejor de mí.
Ahora estoy pensando que pronto debo hacerle una prueba de paternidad a los mellizos con los hermanos Darling, si llega a dar negativo, sabré que son de Roy Kingston, que anhelo que no sea del animal salvaje aquel.
De pronto suena el timbre del departamento haciéndome quedar extrañada ¿Quién podría ser? ¿Serán Zeth y Robert? Son las dos primeras personas que se me vienen a la mente.
El timbre no para de sonar.
- ¡Ya voy! – anuncio.
Camino a pasos rápido para abrir la puerta, cuando lo hago arrugo mi frente al ver que no se encuentra nadie ahí.
- ¿Qué clase de broma es esta? – me cuestiono.
Estoy por cerrar la puerta, pero algo me lo impide, bajo mi mirada y noto que ahí un pie ahí, frunzo el ceño ¿Qué está pasando? Intentando darle con el mío para quitarlo, pero no logro nada.
De un momento a otro, la puerta se abre de par en par, aquello hizo que me cayera al suelo, un hombre de contextura gruesa, vestido todo de negro con una pasa montaña, está frente a mí, solo podía ver su sonrisa y sus ojos, los cuales son de un color negro.
Cuando me quise poner de pies él me jala por mi pierna izquierda haciéndome arrastrar por el suelo, después se posiciona frente a mí, puedo notar que aún sonríe, eso hace que sienta un gran escalofrío por todo mi cuerpo.
-Oh, querida Venus, de estas, no te vas a salvar – su voz no me es familiar.
No sabía quién es este hombre, solo sé que me están dando ganas de llorar en estos momentos, no puedo defenderme debido a que él agarró mis muñecas haciéndome quedar inmóvil debajo de su cuerpo.
-Esto les pasa a las putas como tú – dice.
De pronto todo se volvió negro en ese momento.
ROBERT:
No podía creer que estuviéramos en estos momentos en la casa de mis jodidos padres por una citación del cabrón de Eros Darling, joder ya me estoy pareciendo al idiota de mi hermano menor con el cual tengo una conversación pendiente.
Nos encontramos frente a él en la sala de estar de la casa, él nos mira con una sonrisa en sus labios, no pude evitar poner mis ojos en blancos ante ese acto tan idiota de mi primo.
- ¿Para qué carajos nos citaste? – pregunta Zeth.
Lo miro de reojo, el cual luce bastante molesto, no lo había visto desde lo sucedido en el hospital, desde que me entere de que casi se folla a Venus.
No sé cómo sentirme al respeto, debido a que yo, estuve saliendo con ella, tuvimos relaciones, llegué a pensar que lo nuestro podía durar, pero con todo lo que había estado pasando las cosas no siguieron bien su curso.
No voy a mentir, me sentí como un completo idiota cuando me enteré de aquello, quería pelear con Zeth por hacerme aquella traición sabiendo mis sentimientos por Venus, pero sé que no era el momento ni el lugar para hacerlo.
-Para hablar de Venus – comenta Eros, haciéndome salir de mis pensamientos.
Frunzo mi ceño al oír aquello ¿Qué quiere hablar de Venus? Él no tiene derecho de tocar dicho tema.
- ¿Por qué deberíamos de hablar de ella contigo? – cuestiono.
Eros se encoge de hombros sin quitar aún esa sonrisa idiota que tiene en su rostro, que me daban ganas de meterle un puñetazo.
-Porque solo les quiero advertir algo – dice pausadamente remarcando cada palabra.
Lo miro sin poder comprender que quiere decir.
-Venus es una mujer estupenda, ya puedo entender ese amor que sienten hacia ella – dice - ¿Saben que es gracioso? Verlos a ustedes cuando estoy cerca de ella o mejor dicho me causo mucha satisfacción cuando Zeth vio como ella hablaba conmigo de lo más normal, apuesto a que ella me defendió cuando tú le decías que yo soy un peligro – ríe al final.
Me volteo drásticamente a ver a mi hermano, el cual abre y cierra su boca sin poder decir ni una palabra.
-Mi mejor venganza será ser amigo de Venus, tener toda su confianza y verlos sufrir sin saber que daño puedo hacerle – confiesa – La única forma que ella desconfie de mí, es que ustedes dos manche su reputación hablándole de Dafne seguro, Venus los va a odiar mucho cuando sepa que sus bebes llevan la sangre de unos asesinos.
Ahora comprendía todo con Eros, él quería que nosotros habláramos con Venus con respecto a lo que sucedió con Dafne Wilson, su mejor venganza es que perdamos a Venus como él perdió a la mujer que amaba.
-Divertido ¿No? – Comenta Eros- Así sentirán que es perder a alguien que aman.
- ¿Te han dicho que eres un puto cabrón? – espeta Zeth molesto.
-Y de los mejores para serte sincero primo – responde Eros mientras abotona su americana y se acomoda mejor en el pequeño sofá individual en el cual se encuentra.
Masajeo mi cien, lo que faltaba para completar el caos y locura que últimamente estamos viviendo.
-Vamos, no debe ser tan difícil admitir que Robert mato a Dafne y que tú ayudaste a cubrir todas las huellas que delataban a tu medio hermano – Eros mira a Zeth mientras habla.
Lo que faltaba que nuestro primo, también supiera que somos medios hermanos, cuando Venus se entere de aquel secreto también, se sentirá traicionada por no brindarle confianza.
-Ni soñando haremos eso Eros – sentencio seriamente.
Pareciera que le hubiera contado un jodido chiste porque el muy cabrón se está riendo mientras se pone de pies.
-También sé de los problemas de salud que Venus tuvo luego de la cesárea, ella misma me contó – habla como si nada – Si tan siquiera la quieren, busquen a protegerla primos.
-No puedo creer que caigas tan bajo Eros – espeto sorprendido de la situación.
Él se encoge de hombros.
-Yo nunca pensé que te fueras acostar con Dafne, pero aquí estamos – hace una mueca con sus labios – Eras mi mejor amigo Robbie – dice con nostalgia.
Eso hace que me sienta incómodo al oírlo hablar así, a mi mente vienen los recuerdos de cuando Eros me llamaba de dicha forma, fuimos tan inseparables y unidos que cuesta creer que ahora estamos así.
Sacudo la cabeza para alejar esos momentos, debido a que la persona que está delante de mí, no es lo que solía ser antes, es un total desconocido para mí.
Eros no dice nada más, simplemente se retira de nuestro campo de vista dejándome pensativo y preocupado por Venus, por otro lado, entre Zeth y yo reina un silencio bastante incómodo, pero como siempre llega a alguien para romperlo.
Ese alguien era Pamela nuestra prima, hoy es el día oficial de que los Darling Monterreyes venga a jodernos la paciencia a Zeth y a mí.
-Oh mira Zeth tienes visita – le aviso, debido a que no está viendo que Pamela está aquí con nosotros.
Observo a nuestra prima, la cual lleva puesto un vestido suelto a su cuerpo, pero algo en ella me llamo la atención su rostro para ser más específico, el cual luce hinchado y rojo.
Me pongo de pies porque presiento que la situación entre ellos se va a poner muy tensa, no me apetece nada de eso, mejor será ir a ver a los mellizos para saber cómo estaban.
-Pamela, qué gusto verte, si me permiten me debo retirar – suelto rápidamente.
No espero respuesta ningún de los dos, simplemente me largo de ahí lo más rápido que puedo.