Capítulo 42.
14 de septiembre 2019:
Escucho el llanto de un bebe fuertemente haciendo que me levante sobresaltada y asustada de mi cama, toda mi habitación se encuentra a oscuras, exceptuando la cuna negra de madera que está frente a mí, tiene una móvil que contiene una luz blanca.
Con pasos sigilosos para no hacer más ruido, no quería que el llanto creciera más y despierte a todos en el departamento, miro de reojo, mi reloj de mesa son alrededor de las dos de la mañana, apenas me estoy acostumbrando a esta rutina de ser madre.
Cuando llego a la cuna, me acerco para ver a los bebes, ahogo un grito de horror llevando una mano a mi boca, las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos. No comprendía que es eso, que está ahí delante de mis ojos, estoy aterrada en este preciso momento.
Un bebe pequeño del tamaño de Hera y Axel, este bañado en sangre completamente está ahí en la cuna llorando de manera desesperada, miro a todos lados buscando alguna ayuda, pero lo que encontré fue otra cosa.
En una pared del cuarto se encuentra un escrito que hace ocasiona que mi piel se erice completamente, un escalofrío recorre todo mi cuerpo haciendo que llore sin consuelo alguno.
"Morirán por tu culpa"
Es lo que logro leer de aquel escrito, sin darme cuenta caigo al suelo de rodilla gritando y llorando desconsoladamente.
Mis bebes van a morir por mi culpa, por mi terquedad y egoísmo los expuse a un grave peligro, ahora ellos están pagando las consecuencias. La que debía pagar todo lo malo soy yo, he sido mala hija, hermana, amiga y ahora madre porque no los protegí de esta situación.
Mi garganta ardía de los gritos que he estado dando, mi cabeza palpitaba fuertemente, mi pecho dolía horrible.
Mis golpes del accidente me están doliendo, no me estoy sintiendo nada bien, quizás merezco esto, para poder entender que no debo ser egoísta, que debo aprender a dar mi brazo a torcer en todo momento.
De pronto siento unos brazos rodearme y abrazarme fuertemente, no podía reaccionar, mi mente estaba en otro lugar.
-Ellos van a morir por mi culpa – murmuro – Él bebe, está llorando porque se está muriendo, eso pasara con mis hijos.
-Venus ¿Qué bebe? – me pregunta.
Con mi poca fuerza le señalo el lugar donde había visto la cuna en la cual yacía él bebe lleno de sangre y llorando.
-El que está en la cuna.
Mi llanto había cesado, pero en estos momentos me sentía como una persona sin vida, como si la poca fuerza que tenía se hubiera ido completamente de mi cuerpo.
-Venus, ahí no hay ninguna cuna.
Frunzo mi ceño, deshago el abrazo el cual me estaba dando la persona y me pongo de pies buscando la cuna de madera, quedo desorientada al ver que no hay nada en mi habitación excepto mi cama y la mesita de noche.
-Ahí había una cuna, también un escrito horrible en la pared –susurro por lo bajo.
No entendía qué está pasando, miro a la persona que se encuentra conmigo, la cual me mira preocupado.
- ¿Por qué entraste? – cuestiono confundida.
-Escuche que estabas gritando y llorando – explica.
No sabía qué decir, me sentía desconcertada y fuera de lugar en estos momentos como si mi mente se hubiera trasladado a otro lugar hace minutos.
Noto como dicha persona se pone sobre sus pies, para luego mirarme fijamente.
- ¿Te encuentras bien Venus? Desde que llegaste hace dos semanas, has estado actuando sumamente raro.
Hace dos semanas el doctor George me dio el alta para terminar mi reposo en casa, no me dio a mis bebes, ya que ellos deben de estar mucho más tiempo para terminar de desarrollarse.
Tenía dos semanas que no salía de la habitación, ni tampoco he estado comiendo, no tengo ánimos de nada, solo quiero estar sumida en mi tristeza y encerrada sin que nadie me moleste.
-Estoy bien – miento.
No quiero decir como realmente me siento, porque nadie me va a entender, esto es una jodida mierda.
-Venus no mientas – habla seriamente.
Suelto un suspiro.
-En serio estoy bien, estoy perfectamente sana – vuelvo a mentirle.
Pasa sus manos por su cabello corto, luego me vuelve a mirar, esta vez seriamente.
-No lo estás, lo sabes muy bien – me reclama – No tienes por qué mentir, acabas de sufrir una alucinación, debido a tu depresión post embarazo – me recuerda.
Suelto una risita nerviosa, luego niego con mi cabeza.
-El doctor George dijo que es una posibilidad, mas no un hecho que sufra depresión debido a todo lo sucedido – hablo calmadamente.
Su mirada me hace sentir tan expuesta y débil, siento que me está viendo toda el alma si es posible. Eso ocasiona que muerda mi labio inferior, me siento un poco intimidada en estos momentos.
-Vete a dormir Seth, estoy bien – suplico amablemente.
Zeth se está quedando en casa de James junto conmigo para cuidarme, Robert también lo hacía, pero esta noche le toca al chico malo.
Durante el día Cayden o Maurizio hacen sus respectivas visitas para ver como realmente estoy, mientras los hermanos Darling hacían sus trabajos o iban al hospital a ver a los mellizos.
Yo no había vuelto a ir al hospital, la semana que desperté del accidente tuve que quedarme unos días mas para chequear que todo estuviera bien conmigo.
Esos no me despeguen del vidrio donde podía ver a mis hijos, pero desde que me dieron el alta, no los he vuelto a ver, les echo tanto de menos.
Según el doctor George ver a mis hijos así todos débiles y delicados, iba a ser que mi depresión creciera o naciera al instante.
-Mañana me llevaran a ver a los bebes ¿verdad? – le doy una sonrisa para que entienda que estoy bien.
Noto que Zeth tarda unos segundos en responder, hasta que suelta un suspiro para luego responderme.
-Si te prometimos que esta semana te llevaríamos a ver los mellizos, solo si te encuentras bien – recuerda.
Pongo mis ojos en blanco.
-Estoy bien, así que déjame dormir y descansar para poder ir mañana a ver a mis hijos – no sé porque siento inseguridad al pronunciar aquellas palabras.
Él no dice nada más, simplemente se sale de la habitación, suelto nuevamente un suspiro para luego pasar mis manos por mi rostro.
Espero poder dormir, no quiero soñar con bebes en cunas llenas de sangre, últimamente estoy alucinando muchas cosas, pero nadie sabía solo Zeth supo hoy lo que pensé que había en mi habitación.
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Hera tiene sus pequeños ojos abiertos los cuales lucían grises, según la enfermera me dijo que es normal que se le noten ese color de ojos ya que es típico en los bebes recién nacidos porque aún no tienen el color de definidos de ojos, podrán pasar muchas semanas o meses para saberlo.
Algo que si note en Hera es que tiene pequeñas hebra de pelo color rubio como el mío pero en Axel se ven más oscuras como la de los hermanos Darling.
-Ellos saldrán pronto de ahí Venus – me susurra Cayden a mi lado.
Él se ofreció a traerme ya que Robert está en una reunión y Zeth debe a atender asuntos importantes.
- ¿Crees que merezco ser su madre? – cuestiono sin despegar mi mirada de ellos.
-Claro que mereces ser su madre, desde el primer día que supiste de ellos nunca renegaste o decidiste abortarlos, te mantuviste firme en eso – me recuerda.
Suelto un suspiro, siento las manos de Cayden rodea mis hombros. Las cosas con el no han vuelto avanzar, debido a la situación que estoy viviendo, no tengo tiempo para otra, por ende él no me ha insistido nuevamente.
Cosa que agradezco grandemente.
-Sabes que siempre tendrás mi apoyo Venus – dice.
-Lo se Cayden, solo que... - hago una pausa – Verlos así me parte el corazón – termino.
Quería llorar, pero no podía permitirme eso, no delante de Cayden ni mucho menos frente a mis hijos. Debo actuar fuerte, como la mujer que ellos conocen que no se rinde delante de nada.
-Como te dije Venus, ellos saldrán de esto – dice cálidamente – tu eres fuerte y ellos lo serán también, solo observarlos como día tras día, luchan por salir de ahí.
Él tenía razón ellos saldrán de aquí, solo espero que en ese proceso yo no caiga en depresión o termine loca, algo que he estado temiendo mucho.