Capítulo 12.
30 de abril 2019:
Estoy impaciente, odio que me hagan esperar una eternidad no me gusta ni un poco, realmente no es lo mío tener que esperar mucho tiempo. Suelto un suspiro y miro la hora en mi reloj de muñeca que llevo puesto, falta cinco minutos para la diez de la mañana y a esa hora tengo mi cita rutinaria para ver como está mi bebe.
Hoy estoy cumpliendo mis dos meses, así que debía ver como se está formando mi pequeño o pequeña. Había hablado con Robert, él había expresado su deseo de acompañarme el día de hoy, pero debía asistir a una reunión importante en la agencia.
Así me dijo que Zeth me va a acompañar para él viera a su posible futuro sobrino o sobrina. Me siento un poco nerviosa, la seriedad que emana el chico malo de New York no me gusta mucho porque siento que le caigo re mal y no sé si eso sea bueno para ser sincera.
Miro mi vientre, que sigue viéndose plano. Según internet aún falta para que se vea abultado porque también interfiere mi alimentación y para ser sincera no soy de comer mucho, a pesar de que ahora me dé mucha más hambre.
Había optado por venir con un vestido color celeste de tirantes combinándolo con una chaqueta de jean, mi pelo lo dejé suelto como siempre y llevo unas sandalias sin tacón alguno. Cuando estoy a punto de sacar mi teléfono para llamar a Zeth, veo que este viene corriendo hacia mí.
-¿Llegue a tiempo? – me pregunta.
Asiento con mi cabeza, me pongo de pies.
-Si no venía, Roberto seguro me daba un gran sermón – comenta él.
Lo miro y me fijo en su vestimenta, la misma de siempre todo chico malo, un bad boy sin duda alguna. Su cabello revuelto, como siempre, tiene unos lentes, puesto que se los quita para mirarme con siempre, una mirada difícil de describir para ser sincera porque no sé qué quiere transmitir.
-Mejor pasemos, porque ya creo que es mi turno – comento rompiendo la incomodidad de su mirar.
Él no dice nada y asiente con su cabeza. Entramos al consultorio del ginecólogo, el mismo al que Ginger me había traído para confirmar mi sorpresivo embarazo. Es en una clínica privada que mantiene todo en secreto de las familias importante de New York.
-Señorita Collingwood que gusto me da de verla – saluda - ¿Usted el papa del bebe? – le pregunta a Zeth.
Miro a Zeth que está observando al doctor con una mirada seria. Típico de Zeth Darling supongo, que él siempre te mire feo debe ser tan normal.
-No – responde con seriedad.
El doctor simplemente asiente con su cabeza.
-Entonces, señorita, hagamos el rutinario del mes para ver cómo se encuentra el embrión – pide.
Me subo a la camilla que había ahí, subo mi vestido y el doctor echa un gel en todo mi vientre.
- A principios de este mes, el embrión es una aglomeración de células: a partir de esta aglomeración, también conocida como disco germinativo, la mayoría de los órganos principales se desarrollarán durante las próximas cuatro semanas – me explica el doctor mientras pasaba su aparato en mi vientre.
-¿Quiere decir que durante las cuatro semanas que han pasado el embrión desarrollo sus órganos principales? – pregunta Zeth observando la pantalla.
-Por supuesto, como bien he explicado – responde el doctor mirando igual la pantalla del monitor.
No entiendo mucho este tipo de cosas, simplemente asiento a todo lo que dicen. El doctor es el experto, no yo, solo me limito a preguntar lo necesario para él bebe.
-El segundo mes comienza con un gran desarrollo para el embrión. En la quinta semana de embarazo se forman los primeros órganos. En algún momento de esta semana, el corazón del bebé también latirá por primera vez. A partir de ahora bombeará sangre y oxígeno a través del cuerpo del bebé con unos 150 latidos por minuto – Sigue explicando - Además se forman el hígado, los riñones y el tubo neural, a partir del cual se forman más adelante el cerebro y la médula espinal.
Lo miro sorprendida con todo lo que ha dicho, el desarrollo de un bebe sin duda es una de las cosas más extraña y a la vez más tiernas de todas.
-¿Podre escuchar el latido de mi bebe? – le pregunto emocionada.
Sin esperar respuesta alguna, empiezo a escuchar un sonido proveniente del monitor. Un bombeo fuerte se escucha, quedo estática al caer en cuenta que ese bombeo como lo acabo de denominar son los latidos de mi bebe.
-Vaya que sorpresa, no pensé que se fueran a escuchar tan rápido sus latidos – comenta el doctor sorprendido - ¿Qué opinas? – me da una mirada rápida.
Estoy sin palabras y con la piel erizada. Nunca pensé que algo tan pequeño, me hiciera sentir tan emocionada y ansiosa a la vez, nunca he deseado algo tanto como tener a la pequeña vida que crece dentro de mí en mis brazos pronto.
-Durante el segundo mes de embarazo, el cuerpo de la madre se inunda de hormonas que ayudan a mantener el embarazo y aseguran el desarrollo ininterrumpido del bebé – dice mirando de nuevo al monito – Venus tendrá muchas emociones encontradas, que quizás sean durante todo el embarazo.
Dios, estaré muy hormonal durante nueve meses ¡Qué divertido! Solo espero que no me dé por follar como una coneja, es todo lo que pido.
-En la próxima consulta veremos más desarrollado al embrión – notifica dejando ya de usar su aparato – En el cuarto mes sabrás que es.
George Durand quien está empezando a llevar mi embarazo, me mira con una pequeña sonrisa. Le intento regresársela, pero me sale una mueca sin querer, él solo niega con su cabeza.
-El sexo lo quiero saber cuándo nazca – comento – Quiero que sea sorpresa.
George asiente y me pasa una servilleta para limpiar mi vientre, luego de eso bajo mi vestido y me acomodo para salir del consultorio, pero George decide decirme una última cosa.
-Me parece buena idea que me lo notifiques desde ahorita – me dice – Ya es todo por hoy, cuídate mucho, aun estas con amenaza de aborto.
Asiento con mi cabeza, él me extiende una foto del ultrasonido de hoy, la agarro con una sonrisa. No le digo nada, simplemente opto por guardarla en mi chaqueta.
Me despido del doctor ahora sí y salgo del consultorio. Zeth quien se encuentra a mi lado no dice nada desde hace rato, estuvo bien callado durante la consulta. Vamos caminando por el pasillo de la clínica pensando cómo me iré ahora, lo más seguro es que coja un taxi.
-No sabía que lo bebes eran raros dentro del vientre – confiesa Zeth a mi lado.
Lo miro de reojo mientras caminamos.
-Se están formando dentro del vientre, es normal que uno los vea raro – respondo.
Pasan segundos para poder obtener una respuesta de su parte, cuando abre de nuevo la boca, es para recordarme algo que no quería tener presente en estos momentos.
-Para el matrimonio de mi hermano tendrás el vientre grande ¿No? – me recuerda.
Asiento con mi cabeza, estoy muy consciente de que para ese día mi bebe iba a estar grande o quizás ya haya nacido. Puede ser en noviembre como a principio de diciembre que rompa la piñata, de todas formar no iré a esa boda.
-Serás el hazmerreír – dice.
En ese momento paro mi caminar para mirar incómoda a Zeth. Él también opta por dejar de caminar para mirarme con su semblante serio como siempre, de verdad no entiendo por qué me tuvo que recordar que su hermano posible padre de mi hijo se va a casar.
-¿El hazmerreír? ¿Por qué lo sería? – le cuestiono aun sabiendo la verdad.
Él pone sus ojos en blanco.
-Sí, porque serás la puta que Robert embarazo – dice el cómo si nada.
¿Acabo de escuchar bien? ¿Zeth me está llamando puta? ¡Él no tenía derecho alguno de llamarme! La sangre en estos momentos me hierve al escuchar como un idiota como él me llama así, me hizo recordar a Roy el día del cumpleaños de Sebastián.
-¿La puta? – lo miro sin poder creer.
Él asiente.
-No eres nada de él, mira en el estado que estas – señala mi vientre - Él se va a casar con otra mujer.
Cierro mis ojos buscando a controlar el impulso que siento de quererlo, mandar a chingar a su madre, pero debo ser una dama y comportarme.
-Que yo sepa, tu hermano acepto estar a cargo de mi bebe no nato hasta saber si es realmente el papa – le recuerdo ahora – No es tu problema, así que solo limítate a hacer lo que él te pide.
No me iba a dejar intimidar por él, nunca se lo iba a permitir, no es quien para intimidarme, soy una mujer que sabe lo que vale. Ningún hombre tiene derecho a humillarme.
-Como también puede ser de Roy Kingston – suelta de repente.
Frunzo el ceño, ambos estamos en pleno pasillo frente a frente. Él me mira con una sonrisa cargada malicia, no comprendo por qué ha pronunciado el nombre de mi ex amante.
-¿Acaso crees que no me di cuenta en el día del cumpleaños de Sebastián? – cuestiona él – Escuche toda la pelea, yo mande a Robert a que fuera al baño para verte.
Trago fuerte, no contaba con esto. No esperaba que algún Darling se enterara de mi pelea con Roy Kingston y que uniera tan rápido las piezas del rompecabezas. Esto puede fregar al bebe, no a mí, sino a él o ella, debido a que si no es de Roy se podrá quedar sin padre.
-¿Le dijiste a Robert? – es todo lo que logro preguntar.
Su mirada te hace sentir que te desnuda el alma, te hace sentir tan inferior y con temor en momentos como estos.
-No – responde.
Suelto un suspiro que no sabía que tenía retenido.
-Pero – capta mi atención – El teatro no te va a durar mucho Venus, porque me voy a encargar de que no le saques ni un centavo a mi hermano porque eres una puta aprovechadora de momentos – amenaza.
No le digo nada, simplemente lo ignoro porque no le haré caso a su estúpida amenaza, porque yo no soy una puta caza fortuna. Sé quién soy y sé lo que valgo, no me rebajo al nivel de nadie.
Me largo de ahí para irme a mi hogar, no puedo decirle nada a Robert porque eso haría crear confusión en estos momentos que no son necesaria, tengo que pensar muy bien que haré ahora para saber quién realmente es el padre de mi bebe.