Capítulo 39 ✴

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Ronan.

La simpática gata permanece acostada en el sofá. Hay algo extraño en ella que no puedo explicar con palabras. Es... simplemente anormal. Sus ojos son demasiado azules y tiene un increíble pelaje blanco. Quiero el secreto de su belleza. ¿Qué tipo de felina luce tan perfecta?

—La mía, por supuesto —contesta Allie a mis pensamientos —. Está bajo el cuidado de una Karlsson. ¿Por qué te sorprende tanto su perfección?

Annie continúa lamiendo las almohadillas rosas de sus patas blancas. Es muy cuidadosa y delicada. Actúa como una dama de la realeza, no como un animal que pasa sus días en el bosque.

—Estoy siendo paranoico —digo —. Desconfío hasta del aire.

Allie se ríe.

—Evidentemente —Me empuja lejos de su cuerpo y hago un mohín —. Es hora de que regreses a tu habitación. Una semana, ¿recuerdas? Vete.

Me acomodo en la cama con los brazos cruzados detrás de mi cabeza. ¿Me está echando? No me iré. Escucho perfectamente sus pensamientos sin necesidad de que ella lo sepa. Está diciendo con palabras que me vaya, pero su cuerpo implora otra cosa.

Me necesita a su lado para callar las voces en su cabeza. Es lindo la batalla de lo que suplica su mente e impone su cuerpo. A pesar que lo eche a perder constantemente, Allison me seguirá anhelando.

—Una semana no funcionará —recalco —. Menos de mi parte.

Recoge varias almohadas para formar un muro entre nosotros. No puedo evitar echarme a reír con humor. ¿Es en serio? Se necesitará más que eso para alejarme.

—Deberías hacer el intento —protesta.

No. Pedirle espacio me costó muy caro y no estoy dispuesto a pagar otro precio. Lo entendí en unas horas donde estar sin ella fue un martirio. No seguiré aumentando esta brecha entre nosotros. Tengo que cerrar todas las grietas, sin darle más oportunidades de ganar a nuestros enemigos.

Nadie podrá vencernos si estamos unidos.

—Deberíamos —corrijo —. Tú tampoco mantienes tus manos quietas.

Prueba lanzarme una almohada, pero el objeto vuela en una esquina de la habitación. Allison niega con indignación y su boca se abre en shock. Yo también estoy asombrado por mis habilidades. ¿En qué universo soy tan poderoso? Se supone que era un mundano sin encanto, un rechazado por la sociedad y el rarito del pueblo.

Mi vida cambió repentinamente.

—¿Telequinesis? Confirmado —murmura Allie, mirándome con esos enormes ojos verdes —. Ya quiero descubrir qué más puedes hacer.

Empujo las almohadas que sirven como muro y presiono su mano en mi pecho. Nuestras respiraciones se vuelven irregulares, pesadas y un escalofrío recorre mi columna vertebral. ¿Cómo puede ser capaz de provocarme tanto con un simple contacto?

—Eres libre de descubrir lo que quieras —susurro —. Estoy a tu disposición.

Ella me observa con anhelo.

—No ayudas, Ronan.

Mis ojos recorren su cuerpo, la forma en que su pecho se mueve bruscamente con cada exhalación. Inclinándome hacia ella, me agacho, colocando mis labios al lado de su oreja y digo en voz baja:

—Tú tampoco ayudas, hermosa.

Un escalofrío recorre su cuerpo y me río del efecto que todavía tengo sobre ella. Allie se inclina hacia atrás, mirándome con molestia.

Lazos MalignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora