Capítulo 24 ✴

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Ronan.

Mi madre está internada en el hospital. Ahora entiendo porque no volvió a llamarme ni envió mensajes. Fui lo suficientemente estúpido para creer que todo estaba bien. ¿Por qué mi padre tampoco me dijo nada al respecto? Sigue ahí en mi casa, bebiendo como si nada le importara.

Bastardo egoísta.

¿Qué tan mal está la relación entre ellos? Recuerdo las discusiones, no olvido que mi padre tiene una amante.

Dios...

Mi vida es un desastre cada día que pasa.

Mora y Teddy fueron asesinados, Georgie quiere matarme, mi padre es un imbécil borracho y mi madre lucha por su vida.

No puedo evitar sentirme culpable. Desde que escuché algunos secretos oscuros que abarcan a mi familia tenía miedo de acercarme a ella. Creí que también era un monstruo. No le di una oportunidad de explicarme nada.

No me molesté en buscarla.

No quería verla.

Me trago el nudo en mi garganta mientras Allie habla con la enfermera. El hospital del pueblo es pequeño y no me gusta en absoluto. Nunca me agradaron los hospitales. Aquí es donde más puedo percibir el dolor de las personas a punto de morir. Ese olor a productos desinfectantes hace que mi estómago se encoja.

El aroma de la muerte impregna en el aire.

—El doctor estará aquí en unos minutos —explica Allie cuando se acerca y pone una mano sobre mi hombro —. Lo siento por todo.

Recuesto mi espalda contra la pared y cierro los ojos. Algo en el fondo de mi mente sabe que esto apenas está comenzando.

—Vendrán cosas peores.

Suelta un suspiro tembloroso.

—Nunca voy a dejare solo —dice ella —. Nunca.

Abro mis ojos.

—Lo sé.

Un médico se acerca a nosotros segundos después. Tiene una carpeta con un sujeta papeles en las manos. Eso me pone más nervioso. Allie y yo inmediatamente nos enderezamos, la tensión recorre mi columna en respuesta. Estoy asustado. Escucharé algo terrible y necesito estar listo.

—¿Familiares de la señora Dumont?

Aclaro mi garganta rasposa.

—Yo —respondo —. Soy su hijo, Ronan Dumont. ¿Cómo está?

El médico me evalúa atentamente. La pena es muy notable en sus ojos oscuros.

—Soy el doctor Gills. Su madre se encuentra estable, pero su diagnóstico no es bueno —comunica —. Hace días vino aquí a hacerse unos análisis y ya tengo los resultados.

El miedo y la ansiedad recorren mi cuerpo, ambos luchando entre sí. Mi corazón se vuelve pesado en anticipación mientras aprieto la mano de Allie.

—Su madre tiene leucemia —informa el médico. Una de mis manos inmediatamente va a mi pecho para frotar el dolor que punza.

Todo a mi alrededor gira, mareándome. Sabía que me esperaba esta noticia, pero el impacto es muy fuerte. Es como recibir varios puñetazos a la vez. Fui tan ciego por no darle importancia suficiente a la enfermedad de mi madre. Ella presenta los síntomas: cansancio, fatiga, también he visto los moratones en sus brazos.

—¿Qué tan avanzado está? —pregunto con la voz ahogada, el temblor en cada palabra es muy evidente —. ¿Aún podemos salvarla?

El médico deja salir un fuerte aliento. Su rostro tenso no ayuda en nada a mi estado de ánimo. Voy a perder el equilibrio en cualquier momento.

Lazos MalignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora