Capítulo 10 ✴

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Allie.

Oficialmente tengo dieciocho años.

Hoy es diez de mayo.

Mi esperado cumpleaños.

Examino mis manos, las puntas de mi cabello, cualquier parte de mi cuerpo mientras observo mi reflejo en el enorme espejo. No hay nada raro, sigo siendo yo. ¿Qué esperaba? Tal vez un demonio tomando su forma y adueñándose hasta de mis propios pensamientos.

La idea me hace temblar y aparto la mirada. Mis padres hablaron sobre este día desde que tengo memoria, nunca ocultaron lo que soy realmente. Vi a mamá llorar cuando ninguna bruja le dio solución. Papá durante años vivió preocupado.

Y yo...

Sigo a la expectativa sobre como sentirme. ¿Feliz? ¿Triste? No puedo rendirme ahora, debo enfrentar a mi destino. Hoy no derramaré ninguna lágrima, tampoco me lamentaré por lo que soy.

Seré la fuerza que necesita mi familia.

Disfrutaré mi fiesta, me divertiré con mis primas, le haré saber a cada habitante del pueblo que Allison Karlsson ha llegado.

—No me asustas, Catalina —susurro.

Cuando observo nuevamente mi reflejo, una sonrisa maliciosa curva mis labios. Mis ojos ya no tienen la tonalidad verde que tanto amo.

Son rojos.

El cambio nunca dejará de impresionarme.

—Ahí estás —musito sin inmutarme —. Te ofendí, ¿eh? No me interesa, este es mi cuerpo. Yo impongo las malditas reglas.

Annie maúlla en acuerdo desde mi cama. No abandonó mi habitación, supongo que está asustada del nuevo ambiente. Deberá acostumbrarse pronto, vamos a quedarnos en la Fortaleza durante mucho tiempo.

—¿Cariño? —Mamá toca la puerta —. ¿Podemos pasar?

Termino de atar mi cabello con una de mis cintas verdes favoritas y no le doy importancia a la mini aparición de Catalina. No arruinará mi día.

—Claro, mamá.

La puerta se abre y mi familia ingresa con amplias sonrisas. Aden sostiene un pastel de cerezas y chocolates. Hay una vela sobre ella con el número dieciocho. Cielos, realmente soy mayor de edad.

El gran día llegó.

—Es un pastel vegano —aclara mi hermano —. Nada de lácteos, ni huevos.

Les doy una sonrisa dulce y entusiasmada. Amo tanto que me conozcan.

—Se ve delicioso.

Amy chilla como si quisiera tocar el pastel, pero mamá aparta su pequeña mano.

—Queremos felicitarte primero —murmura papá.

—Adelante, entonces —sonrío.

Mamá enciende las velas con una chispa de fuego y después prosiguen a cantarme la típica canción de feliz cumpleaños. No paro de sonreír porque ellos son geniales. Incluso Amy hace el esfuerzo de imitar la voz de mi padre.

—Tres deseos —dice mamá cuando la terminan la canción —. Pide tres deseos, cielo.

Cierro los ojos y pienso muy bien.

Primer deseo: Quiero a Catalina fuera de mi cuerpo.

Segundo deseo: Tener a mi familia el resto de mi vida.

Tercer deseo: Felicidad y bienestar para todos mis seres queridos.

Entonces apago las velas antes de que Aden estampe el pastel en mi cara.

Lazos MalignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora