Capítulo 20 ✴

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[Capítulo con contenido explícito. Lee bajo tu responsabilidad]

💚

Allie.

La poca distancia que hay entre nosotros termina.

Una corriente magnética nos empuja cada vez más cerca uno del otro, nos atrae, nos envuelve. Mis ojos están en sus labios húmedos y la suave curva de su boca se levanta en una impresionante sonrisa. Oh, Dioses... Lo deseo tanto que ya puedo saborear las gotas de lluvia en su suave aliento.

Lo quiero.

La excitación crece más fuerte, recorriendo mis venas, besando cada terminación nerviosa de mi cuerpo. Estoy jadeando, incapaz de aguantarlo más. Los ojos de Ronan nunca me abandonan. No puedo hablar o parpadear. No quiero romper la conexión de su mirada hipnótica.

Quiero gritar por la frustración, quiero que esta dulce agonía se acabe.

Me duele.

Cada parte de mi cuerpo duele por él.

Nos quedamos de pie bajo la lluvia, observándonos. Estoy inmovilizada en su cautiverio. Soy presa del deseo. Un relámpago estalla encima de nuestras cabezas, iluminando el oscuro ambiente.

Estoy temblando.

Él también.

—Deberíamos entrar —dice. Su voz suena grave por la excitación.

—Sí.

Nos movemos a través de la lluvia, la puerta de nuestro refugio se abre cuando levanto mis manos y después ingresamos. Estoy pegada a él, su pecho en mi espalda, el calor de los cuerpos opaca nuestras ropas húmedas y frías. Acaricia su boca contra mi oreja, su lengua lame las gotas de agua que recorren mi cuello.

Voy a morir.

—¿Te referías a este lugar? —pregunta. Cada frase que abandona sus labios es tan provocadora —. Es asombroso.

¿Cómo puede ser tan sexy sin intentarlo? Me tiene en sus manos.

—Sí —repito. Es la única palabra que puedo pronunciar —. Mamá lo recomendó.

Ronan toca el dobladillo de mi falda húmeda.

—Deberías quitarte la ropa.

Lo miro sobre mi hombro, a través de mi cabello empapado. Las gotas de lluvia caen por mis labios y él se inclina para lamerlo. Aprieto mis piernas en respuesta. Dioses, este chico tiene la habilidad de excitarme con un simple gesto.

—Tú también deberías desnudarte —susurro.

La lluvia es cada más fuerte ahí afuera, el agua golpea las paredes siendo el único sonido en la oscura cabaña. Lanzo una bola de fuego en la chimenea, terminando con la oscuridad. Es el ambiente perfecto para entregarnos al otro.

Nadie nos detendrá.

—Tus padres van a matarnos —masculla Ronan —. Rompimos las reglas.

Aclaro mi garganta. ¿En serio está pensando en mis padres? ¡Dioses! Yo solo deseo que se desnude lo antes posible.

—¿Te importa? —pregunto —. A mí no. A veces vale la pena romper con las reglas.

Él me observa con párpados que se están volviendo pesados. Tanto placer lo abruma en el mejor sentido como a mí.

—A mí tampoco me importa.

Entonces lentamente empieza a desnudarse, cumpliendo mi petición silenciosa. Primero empieza con su camisa mojada, después sigue su cinturón, pantalones y zapatos. Estoy jadeando de necesidad, suplicando que me tome de una maldita vez.

Lazos MalignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora