Capítulo 4 ✴

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Allie.

Voy a contarte una breve historia de mi vida.

Mis padres se conocieron en un pueblo de Estados Unidos llamado New Hope. Se enamoraron y luego tuvieron un montón de sexo caliente. Yo fui producto de la relación más hermosa que podrán conocer. Después sucedieron un montón de eventos desafortunados donde estuvieron involucrados brujas, demonios, licántropos, vampiros y cazadores.

Cuando yo nací los villanos de la historia se empeñaron en separarme de mis amados padres. ¿Por qué? Soy una especie fascinante. Al ser hija de una druida y un licántropo me convierte en un ser muy poderoso. Los malos quisieron utilizarme para sus fines destructivos.

Ya saben, lo típico.

Entonces me secuestraron cuando apenas tenía meses de nacida y terminé en manos de una bruja que se encargó de golpearme sin importar que fuese solo una bebé. Aún tengo recuerdos turbios de esos días oscuros. Nunca olvidaré lo despiadada que fue conmigo. Me ahogó con una almohada y muy pocas veces me alimentaba. Bastante trágico y triste. Ella no tenía corazón.

Se llamaba Catalina.

Esa no es la parte más emocionante. Mis padres hicieron hasta lo imposible para rescatarme. Mamá casi pierde su vida en el proceso cuando se enfrentó a esa bruja fea. Abrió un portal, la mató con una daga, bla, bla, bla. Pero antes de morir, Catalina confesó que puso una parte de su alma dentro de mí. Eso ya no me convertía solo en druida y licántropo.

También en una bruja que tiene poderes que mi madre no.

Mi infancia fue muy feliz, satisfactorio y llena de alegría. Aunque cuando empezó la pubertad sentí que necesitaba hacer cosas.

Cosas muy malas.

A los dieciséis años maté a una persona y cometí muchísimos crímenes que no es normal para alguien de mi edad.

Mis padres me explicaron que mi comportamiento impulsivo se debe a la bruja que habita en mi interior. Ella vive a la vida a través de mí y seguirá de esa manera hasta que encontremos una solución. Esto apenas es el comienzo. Según la maldición, cuando cumpla dieciocho años seré la viva reencarnación de Catalina.

Un demonio sin control.

¿Estoy asustada? No lo sé.

Rozando mi dedo sobre la fotografía de mi tío Theodore, mi corazón duele y mis ojos pican. Él murió cuando era solo un niño. Se perdió de tantas cosas. Mientras más observo la imagen, más pienso que su rostro es similar al de Aden. Mi hermano tiene los ojos y el mismo cabello de papá, pero su cara es muy Theo.

—Eras perfecto —sonrío tristemente —. Mamá me habló de ti durante diecisiete años. Dijo que eras un niño inteligente y valiente. Nunca tuve el privilegio de conocerte, pero ten por seguro que estás muy presente en mi corazón. Gracias por salvarle la vida.

Beso la fotografía y lo dejo nuevamente en la cómoda. Annie ronronea desde mi regazo. Es raro que no esté sobre esa maldita rama de árbol. Ella ama provocarme dolores de cabeza.

—¿Tienes hambre? Yo sé que sí —sonrío —. Vamos por tu comida, pequeña.

Annie maúlla así que la tomo en brazos para llevarla a la cocina. Papá está sentado en el taburete de la isla, escribiendo con impaciencia en su celular. Su ceño está fruncido y una vena palpita en su cuello. Mala señal.

—¿Qué pasa, papá? —pregunto mientras dejo a Annie en el suelo y lleno su platito de comida —. No pareces feliz.

Suspira sin quitar sus ojos del aparato. Annie ronronea de felicidad mientras disfruta su comida para gatos.

Lazos MalignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora