Capítulo 47 ✴

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Melissa.

Hay un cuerpo inerte cerca de mis pies.

Mis manos tiemblan.

Mi vestido está manchado de sangre.

El pánico es tan desesperante que estoy a punto de echarme a llorar.

No. Puede. Ser.

La sonrisa de Austin es malvada mientras aparto mi rostro de su agarre y retrocedo lentamente. Por favor, que alguien me pellizque y me diga que es una pesadilla. Él no descubrió mi secreto. No lo hizo. Todo mi cuerpo se estremece, la adrenalina sigue bombeando por mis venas e intento callar esa voz. La maldita voz que me incita a matarlo para ocultar mi crimen. Necesito proteger a mi familia.

No puedo exponerlos, no puedo.

Me odio por asistir a este patético baile dónde no encajo. Debí escuchar a mi cabeza, ella sabía que era una mala idea. La peor de todas. Esto pasa cuando intentas complacer a los demás, siempre debes ser tú misma.

«Relájate, Melissa. ¡Relájate!» No le des el placer de mostrarte desamparada. Eres fuerte y poderosa.

Disimulo mi pánico, enderezo mi postura mientras enfrento al desgraciado. Él se presentó a este baile para espiarme, estuvo esperando el momento perfecto para atraparme. Sabía que caería en su trampa y yo fui una tonta.

Nunca me perdonaré este grave error. Nunca.

No hay forma de regresar al pasado, lo único que me queda es asumir mi desliz y salir de esta pésima situación por mi cuenta. Yo solita me metí aquí. Nadie va a rescatarme, ni siquiera mi madre.

—Nunca fuiste un simple profesor, ¿verdad? —escudriño —. Te metiste al instituto porque odias a mi familia. Buscas algo de nosotros.

Pone las manos dentro de sus bolsillos, su semblante se pone serio, la diversión se desvanece. Estoy enfrentando a un potencial enemigo.

—Sabía que de todas tus primas eres la presa más fácil —murmura —. Un solo empujón y estallas. Wow... —Me mira de pies a cabeza —. Una vampiresa que no puede controlar su ira y es adicta a la sangre como cualquiera de su especie. Me recuerdas mucho a tu madre, son tal para cual. Eres una réplica exacta de Melody Shikova.

Eso me deja en shock. El miedo que atraviesa mis venas es una cosa viva que me carcome. Austin conoce perfectamente a mi madre. ¿Ya sabía nuestro secreto? Miro nuestro entorno un segundo, rogando que a nadie se le ocurra aparecer. ¿Cómo explicaré el cuerpo tumbado? Quisiera acercar mi oreja al pecho de Trevor, asegurarme de que respira, pero no me atrevo.

Ni siquiera puedo moverme por el pavor.

—¿Tú qué demonios sabes de mi madre? —exijo saber —. ¿Cuál es tu jodido problema? ¡Déjame en paz! ¿Qué te hice? ¡Nada!

Su risa se eleva junto a mi rabia. Quiero saltar justo a su cuello y arrancarle la yugular. No merece vivir. Suficiente he tolerado su presencia, he sido muy paciente con él. Mi amabilidad se agota.

Si hubiera acabado con él cuando tuve mis sospechas, nada de esto sucedería. Estoy decepcionada de mí misma por no actuar antes.

—¿Tu familia dejó en paz a la mía? —Sus fosas nasales se dilatan —. ¿Por qué no le preguntas a tu madre las cosas atroces qué hizo? Ella no es la blanca paloma que enseña los medios de comunicación. Es un monstruo como tú.

La punta de su bota negra empuja el cadáver de Trevor y éste gimotea. Esperen... ¡No está muerto! Quiero echarme a llorar de la emoción. No todo está perdido. No soy una asesina.

Lazos MalignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora