Capítulo 5 ✴

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Ronan.

Me froto las manos nerviosamente para aliviar un poco la tensión que empieza a emerger. Decido salir del bar sin poner mucha objeción. La gente empezó a notarme por culpa de los pelirrojos y odio ser el centro de atención. Le aseguré a Rodrick que estaré bien.

Admito que esperé momentos como éste desde que era un niño. Soñaba que llegara a mi vida una persona misteriosa como en las películas y me dijera: "Ronan, podemos ayudarte" Aunque esas ilusiones murieron cuando conocí a los psiquiatras. Me cuesta mucho confiar en desconocidos. Ya no soy el mismo desde mis terapias.

Todavía no estoy relajado, sin embargo, mientras nos acercamos a la zona dónde está estacionado un lujoso auto, una sensación abruma mi pecho. Es seguridad... no lo sé.

Ellos no van a lastimarme.

¿Qué error cometí? ¿Saben mis secretos?

Me pongo la capucha de mi chaqueta y suelto un suspiro. El frío viento de New Hope siempre ha sido muy excedido. Esta noche particularmente no estoy abrigado y se hace tarde. Mamá me matará.

—¿Quieres avisar a tu familia que no llegarás a tu casa? —pregunta Raven —. Será una noche larga y llena de revelaciones. Te necesitamos solo para nosotros.

Roy se ríe y abre la puerta de su asombroso auto. Las ventanas están polarizadas y sus luces encendidas casi me ciegan. Es majestuoso y plateado como la luna sobre nosotros, recién salido de la fábrica y pulido en cada borde biselado. El emblema del Mercedes Benz está en su frente. Juraría que Roy es menor aún. ¿Qué hace conduciendo un auto tan lujoso? Pregunta estúpida, la razón es el dinero obviamente. Yo ni siquiera tengo bicicleta.

—Vienen a interrumpir mi momento de tranquilidad y ahora dicen que no debo ir a casa —mascullo, poniendo las manos en mis bolsillos —. Saben, no me gusta cuando me ordenan. Iré con ustedes porque mi curiosidad es más grande. Eso es todo.

—Y también porque confías en nosotros —agrega Roy. Sus ojos azules son brillantes, como si alguien le agregara filtros intensos en Photoshop —. Puedes sentirte seguro, ¿no? Sabes muy bien que no te lastimaremos. Tus intuiciones lo dicen.

Me siento mareado con la garganta seca y la cabeza llena de dudas.

—¿Mis intuiciones? —balbuceo.

Raven agarra mi mano.

—Te daremos millones de explicaciones que escucharás con lujos de detalles —instruye que me meta en el auto y lo hago —. Ahora debemos irnos antes de que llueva.

Mantengo las manos unidas en mi regazo mientras permanezco en los asientos traseros. Raven está al lado de Roy quien conduce. Los faros dividen la noche del camino delante mientras da vuelta en una esquina, profundizando en árboles, acercándonos al bosque. Sé muy bien dónde estamos dirigiéndonos. Es bastante obvio que me llevarán a su guarida con el resto de la familia Karlsson.

Mis pronósticos nunca fallan.

Mientras Roy conduce, nuestros ojos se encuentran a través del espejo retrovisor, pero no dice nada. Está muy concentrado, Raven todo lo contrario. Parece que tiene muchas ganas de hablar.

—En el bosque pude percibir lo que eres —comenta Raven, emocionada —. Y necesito aclararte algo sobre las imágenes que viste en tu mente.

Levanto una ceja.

—¿Qué cosa?

Raven sonríe.

—No fui yo quien te mostró los recuerdos. Ese fuiste tú —responde —. Únicamente tú.

Lazos MalignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora