Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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Kaede había contemplado cada imagen de aquella sala con varias emociones encontradas así como cada tesoro. A pesar del estilo de dibujo no pudo evitar que la imagen donde aparecía Hairu Madarame fuera bastante hermosa siendo retratada como una mujer de largo cabello negro y en su mano la espada Lilith brilando casi como un emblema familiar mientras frente a ella una figura que parecía ser el demonio envuelto en una brillante luz similar al de la imagen de su nacimiento.
Toda la historia familiar estaba retratada en las paredes de esa sala y mientras continuaba observando podía sentir como todo lo que Tsukino le había contado daba vueltas una y otra vez en su cabeza. A duras penas pudo comer lo que le habían brindado para pasar la noche sin atreverse a salir de la habitación que Tsukino le había conseguido para dormir, pues aunque quería revisar el resto del lugar no quería que las demás mujeres se sintieran incómodas.
Una vez se hizo la noche, ni pudo siquiera dormir ya que, así como ciertas respuestas fueron resueltas, nuevas incógnitas azotaban su mente. Quizás fuese un poco infantil pensar que un hijo sabe todo sobre sus padres, en el caso de ella solo su padre, pero no podía creer que su padre tenía mas cosas para contar sobre su madre que la imagen que él le había plasmado de ella. Incluso le había dejado una carta a Mephisto como última voluntad en caso de morir y en lugar de escribirle ciertos detalles a ella también solo dejó que ella fuera a descubrirlos por su cuenta ¿con qué propósito?
—Por la forma en que hablas con esa familiaridad puedo adivinar que conoces su verdadera identidad en la jerarquía de Gehenna.
Claro que lo sabía, el mismo Mephisto se había presentado ante ella como Samael, Rey del Espacio y el Tiempo, uno de los Ocho Reyes de Gehenna, al concluir el juicio. Kaede conocía el peso de esa información y por ende había tenido sumo cuidado con hacer alguna mención mas que todo por su propio bien.
—Probablemente te tenga en medio de varias encrucijadas sin saber exactamente qué es lo que espera conseguir, él por naturaleza es engañoso y traicionero, jamás te dirá qué es lo que espera conseguir realmente así que debes tener cuidado porque no escatimará si de ponerte en riesgo se trata.
—Entonces puedo concluir que parte del que me haya defendido y logrado una sentencia mas benévola se debe a que tendrá alguna razón para que yo le sea de utilidad en sus planes.
—Ni el Vaticano ni la rama japonesa de la Orden de la Verdadera Cruz son tan diferentes, solo que tienen formas distintas de manipular por lo que veo.
Claramente no puedo mencionar a Rin porque no va al caso pero aun si ni siquiera lo nombro todo parece encajar en la imagen que tenía de Mephisto y su forma de mover sus hilos a su favor.
—Creo que en todo caso mi siguiente movimiento será estar de frente con el demonio de quien heredé esto—resolvió la peliblanco—. Debo encontrarlo, es necesario si quiero terminar de resolver todo este enigma.
