Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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—A-amaimon...
—Veo que no has cambiado mucho aunque, todavía estoy dispuesto a darte un lugar a mi lado—comentó aquel ser de cabello verde acercándose para intentar tomarla del rostro pero ella dio un rápido salto hacia atrás para alejarse —. ¿Huh? No me digas que tienes algo que ver con aquel debilucho, creí que lo nuestro había sido un poco más especial...
—Mejor cierra la boca antes de que pierda la paciencia, Amaimon—replicó Kaede tratando de recuperar algo de aplomo—. Deja a Rin en paz y vete de aquí antes de que...
—¿Aun crees que puedes hacer algo? Bueno, no dudo que sin el anillo puede que siquiera logres hacerme un rasguño.
—Ya quisieras.
—Quizás sea un buen momento para una reconciliación ¿no te parece... ?
A una velocidad de vértigo, Kaede dirigió un puñetazo hacia Amaimon que éste logró interceptar pero ella reaccionó con una patada mandándolo hacia arriba y ya en el aire ella lo mandó de otro golpe hacia el suelo nuevamente pensando en sacar sj pistola cuando por el rabillo del ojo divisó a Rin incorporándose y decidió solo ajustar la funda más arriba de su muslo.
Quizas fue su instinto o su sentido de que aun podría predecir breves instantes lo que sucedería después, pero ella detuvo su caída sujetándose a parte de la estructura de la montaña rusa para ver un segundo después a Rin envuelto en sus imponentes llamas azules atacando a Amaimon y lanzandolo lejos varios metros, totalmente descontrolado y lanzándole a su vez varias vigas de acerlo se habían desprendido del juego mecánico. El demonio de ropa púrpura había logrado esquivar las vigas visiblemente emocionado en aquella pelea hasta que Rin se lanzó hacia él aprisionando su cuello con sus manos buscando asfixiarlo, gruñendo y rugiendo como un auténtico demonio fuera de sí.
Demonios, no puede ser, si Rin llega a perder el control no creo que yo pueda deternlo, pensó Kaede apretando los dientes hasta que vio la oportunidad de poder arrebatarle la espada a Amaimon y se lanzó también hacia ellos.
—¡Así debe ser! —exclamó Amaimon con diversión sin inmutarse del que Rin tratara de ahorcarlo antes de alzar el puño estampándolo contra el suelo
De inmediato el suelo se abrió bajo el puñetazo de Amaimon haciendo temblar todo el parque y Kaede retrocedió cuando parte de la grirta que se formó le impidió el paso y al mirar hacia arriba, otras vigas se desprendieron y tuvo que pensar rápido para esquivar una y atrapar otra con sus manos perdiendo un poco el aire. Un grito se escuchó no muy lejos en lo que parecía ser la piscina de pelotas y allí estaba Shiemi a punto de ser aplastada por el inflable y las demás vigas que habían caído en él.
Rin rápidamente fue a intentar salvarla y en cuanto vio a Amaimon ir tras él, Kaede rápidamente usó la viga que había atrapado lanzándole hacia él. Éste logró esquivarla pero la peliblanco ya iba hacia él dispuesta a intentar arrebatarle la espada pero éste logró adivinar sus tres ataques y la sujetó del cuello cortándole la respiración.
