068. Donde las olas se mecen

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Cuando Kaede finalmente se lanzó en el agua con decisión para seguir a los chicos,  pronto se vio con grandes dificultades para mantener la concentración,  sobre todo en aguantar la respiración pues jamás se destacó como buena nadadora en realidad

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Cuando Kaede finalmente se lanzó en el agua con decisión para seguir a los chicos,  pronto se vio con grandes dificultades para mantener la concentración,  sobre todo en aguantar la respiración pues jamás se destacó como buena nadadora en realidad.  Pero más allá de sus básicas habilidades en natación,  la albina se vio en una lucha interna dado a que su cuerpo empezaba a rebelarse de la realidad en la que estaba transportándola a las imágenes que poco a poco empezaban a apoderarse de su mente.

Decidí tenerte pero en realidad no te quiero y jamás podría quererte,  lo entiendes ¿verdad? —escuchó una voz masculina encima de ella.

Kaede parecía encontrarse en una tina en medio de un baño pues había distinguido un pequeño pato de goma y ella pudo notar que debía tener al menos cuatro o cinco años a juzgar por el tamaño.  Era una edad demasiado corta para comprender lo que significaban las palabras de aquel hombre pero sus acciones siguientes,  fueron quizás aun mas difíciles de asimilar a tan corta edad.

¡Por favor!...¡basta!...¡no lo hagas! ¡Papá,  detente!

Aquellas grandes y fuertes manos pronto la tomaron por el cuello hundiéndola en el agua llena de jabón,  y la niña comenzó a forcejear pero recordando lo que tanto le decía su propio padre de controlar su fuerza.  Trató de apartar las manos de su cuello o al menos de levantarse lo suficiente para que el agua dejara de entrar por su nariz y boca,  incluso empezó a dar patadas llegando a resquebrajar la tina pero cada vez con menos fuerza.

—¡Pá...!—intentó gritar Kaede en la realidad removiéndose con desespero y en su amago por evitar ser ahogada acabó por tragar agua.

La muchacha siguió agitándose aun encerrada dentro de su propia pesadilla,  tratando de mover con tanta fuerza como podía sus brazos y piernas para liberarse del peligro en su mente mientras el agua seguía entrando en su cuerpo.  En medio de su lucha,  Kaede sintió que todo a su alrededor se oscurecía y dejó de moverse solo para permanecer flotando sin posibilidad de huir de su propio miedo.

Probablemente fuera la excelente capacidad que aun tenía su sistema inmune para no colapsar luego de los breves minutos que permaneció inerte,  pero quizá tambien fue una suerte que Rin no tardara mucho en ir en su búsqueda apenas notó su ausencia.

Tan rápido como pudo,  el portador de la kurikara la llevó consigo bastante preocupado y en cuanto llegó a la caverna apenas tomó aire antes de revisarla pues temía que se hubiera ahogado al notar que no había reaccionado.

—¡D-déjame intentarlo! —pidió Rin a su hermano acercándose a a muchacha.

—¡¿Q-qué vas a...?!

Tratando de poner en práctica horas enteras viendo películas y habiendo memorizado las técnicas de primeros auxilios para cuando la situación lo requiriera,  Rin empezó a ejercer presión con ambas manos sobre el pecho de Kaede tratando de no ver directamente su cicatriz para poder hacer que ella expulsara el agua.

Kaede No Himitsu | Ao No Exorcist Fanfic |Where stories live. Discover now