Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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A Kaede de pronto la había atacado un sentimiento en extremo angustiante y desesperante en el cual se sentía encerrada en aquella habitación, aunque no era del todo mentira ya que había reparado en que tenía un exorcista escolta fuera de la habitación. Ya había pasado un dia en el que ninguno le daba noticias de nada y había intentado muchas veces llamar a Luca pero parecía que estuviera apagado y aquello le angustió aun más, sobre todo porque no tenía ni idea si finalmente lo habían encontrado culpable.
Probablemente no perdonaría a Yukio en absoluto después de haber delatado de esa forma a Luca cuando ella nunca me había pedido que le ayudara, se sentía demasiado indignada y enfadada de que él se creyera que tenía la razón siempre y tuviera que hacerse su voluntad. Kaede no sabía exactamente cómo pero si tenía que llegar a mentir para defender a Luca lo haría solo para demostrarle a Yukio que ella también tenía autonomía.
Debo encontrar alguna forma de salir de aquí, pensó en lo que nuevamente repasaba aquella habitación ubicada en un quinto piso pero las posibilidades no eran demasiadas pues no se encontraba en tan buen estado como para saber sus sus piernas aguantarían la caída de cinco pisos, por no mencionar que era probable que llamaría la atención inmediatamente.
El día había transcurrido bastante lento y sintió que había pasado una eternidad hasta que finalmente se hizo de noche, aunque no es que pudiese dormir mucho en realidad pero le agradaba quedarse sola planeando cómo salir, es por ello que le disgustó un poco el momento en que entró la mujer exorcista que había venido el día anterior para el interrogatorio de Luca.
—Buenas noches, mi nombre es Saiko Fukuda, exorcista superior de primera clase—se presentó la mujer de cabello castaño con mirada insondable.
—Kaede Takahashi—se presentó Kaede lacónicamente.
—Me han comerntado que no pareces querer cooperar mucho con la investigación ¿entiendes que de esta forma puedes salir perjudicada?—siguió hablando la exorcista pero la muchacha no respondió, por lo que continuó con su explicación —. Temo que muy en contra de tus sentimientos personales, debes entender que tu declaración va a servir para que lleguemos al fondo de todo esto y puedas librarte de una sanción disciplinaria que puede afectar a tu formación como exorcista.
»Según las pruebas existentes y las pocas declaraciones que has dado, se ha demostrado la probabilidad de que no hayas tenido conocimiento de lo que te estaban suministrando, por lo que con tu declaración podríamos agilizar este proceso.
La albina solo la miró unos segundos antes de desviar la mirada tratando de emular tan bien como podía una indiferencia que en realidad no sentía. Es cierto que apreciaba a Luca por ser un compañero que la había apoyado desde que estaba en Italia. Pero en ese momento, no sabía si estaba dispuesta a poner en riesgo la única oportunidad que le habían brindado para redimirse, y probablemente Luca tampoco hubiera querido que ella arriesgara de esa manera para ayudarlo.
