Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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—No puedo creer que haya sido un examen sorpresa.
La todavía existente incredulidad de Rin coincidía con lo que sentía Kaede e incluso el resto de los ahora Exwire que se sentían por completo engañados puesto que no esperaban que aquello fuera una prueba ni mucho menos la de autorización Exwire.
A pesar de que Kaede daba por sentado que su herida estaría sana en pocas horas no hacía falta que detuviera mucho el proceso para guardar las apariencias pues su agotamiento mental le servía de ayuda. No obstante algo no le cuadraba mucho allí y a la vez hacía que todo tuviera sentido pues recordaba perfectamente las palabras de Mephisto Pheles en una de sus reuniones sobre lo de ver sus llamas.
Entonces ¿a esto era a lo que se refería?, pensaba una y otra vez apretando los puños y teniendo la sensación de que poco a poco se convertía en un títere cuyos hilos se movían conforme las órdenes de Pheles.
La albina negó con la cabeza con una sonrisa que muchos tomaron como una forma de compadecerse con la incredulidad de Rin, se sacudió aquellos pensamientos de la mente y prestó atención a la preocupación de Konekomaru quien solo pensaba en cómo habría salido en la prueba de autorización Exwire.
—¿Estaré bien?
—No tiene sentido preocuparnos de ello por ahora—refutó Suguro.
—Comparado contigo y Shima.. .¡yo no hice nada digno de mencionar!
—Ustedes estarán bien, el profesor Okumura nos lo dijo justo antes del exámen —indicó Izumo refiriéndose a lo de que ningún exorcista podía pelear solo y que lo mejor era que comenzaran a llevarse bien entre ellos—. Ellos comprobaron nuestras habilidades para Exwire en una situación de batalla real , pero en ese caso yo fui la peor de todos...
—Ustedes estarán bien, supongo—habló Suguro sin usar por primera vez un tono arisco tratándose de Izumo—. Aquellos dos solo se sentaron atrás y no hicieron absolutamente nada—señaló hacia Takara y Yamada—. ¿No tienen nada que decir?
La molestia de el de aretes contrastaba mucho con la tranquilidad que reflejaban los dos estudiantes mencionados .
—¡Lo logré! Conseguí la Garra del Dragón Escamoso—dijo Yamada sin prestar atención a nada más que su juego de video.
—¡Cállate estúpido mocoso! —dijo por su parte Takara a través de su títere de conejo rosa en un tonillo odioso—. ¡No hay nada de lo que quiera hablar contigo!
—¡Habló! —se sorprendió Rin en lo que Suguro levantaba el puño amenazadoramente—. Él siempre había sido tan misterioso.
—¡Es tan buen ventrílocuo! —exclamó Kaede también asombrada de haberlo oído hablar.
En medio de aquella charla todos se quedaron callados en cuanto Shiemi comenzó a despertarse bastante desorientada y todavía afectada por los restos del sueño y la medicina contra el miasma. Rin se hizo a un lado del borde de la cama disculpándose por haberla despertado.
