Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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En cuanto pudo atender en su totalidad las heridas de Mamushi logrando extraer gran parte del miasma en su cuerpo, Luca suspiró dejando que otro de los miembros de su equipo se encargara de que la mujer pudiese terminar de expulsar lo que quedaba de miasma. No podía negar que en aquel momento su mente estaba todavía pensando en la suerte de Kaede al internarse en la montaña, pues lo primero que le preocupó en el momento en que Rin fue encarcelado era la reacción de la chica y había esperado estar con ella para calmarla pero no contaba con que de pronto iría a la montaña.
—Solo me dijo que al parecer recibió mensajes del sujeto que la atacó la otra vez—le había dicho Shura cuando le había llamado hace unos minutos luego de avisarle que había podido contactar con Kaede.
—¿Y por eso tuvo que ir a la montaña?
—Lo sé, es extraño que la citara justo en la montaña.
—Iré allí en cuanto pueda, tengo una corazonada.
—Entonces nos veremos luego, requieren todo el personal posible en la montaña.
—De acuerdo, Shura-san.
En su mente, el exorcista aun se debatía sobre ir a buscar a Kaede pues tenía el presentimiento de que debía ir con ella hasta que finalmente se decidió y se levantó ante la mirada algo desconcertada de su ayudante.
—Necesitaré que por favor sigas atendiendo a la señorita Hōjō—le indicó Luca al miembro de su equipo en lo que le tendía el historial médico.
—¿Santoro-kun? —se extrañó Juuzo, quien estaba sentado al lado de Mamushi.
—Debo hacer una diligencia urgente ¿esta bien que te deje con ella por ahora?
—Por supuesto, yo me uniré a mi escuadrón para ir a la montaña en un momento.
—De acuerdo, Shima-san.
Y dicho esto, se acomodó su gabardina saliendo a zancadas de la enfermeria en lo que veía su teléfono viendo las 20 llamadas con las que había tratado de contactar a Kaede e intentó nuevamente pero esta vez la llamada no entraba, por lo que supuso que el miasma del Rey Impuro empezaba a provocar interferencias. Lo mejor sería que se diera prisa también en llegar a la montaña.
Ya el grupo que estaba terminando de alistarse en la montaña para hacerle frente al Rey Impuro se encontraba en su mayoría casi listos para el combate en lo que esperaban que llegaran otros escuadrones a prestar apoyo. El grupo de Luca hace rato que ya habían estado preparando armas y cánticos contra la impureza, así como también otro grupo preparaba un inmenso altar de fuego mas alejados del resto de personas. Shura observaba el panorama con tranquilidad pues a pesar de que la situación era bastante crítica, no iba a permitir que se dejara llevar por la preocupación.
Y hablando de preocupación...
A pocos metros volvió a divisar a Yukio aún preparando sus armas pero le hizo cierta gracia verlo con una expresión tan dura que no parecía que tuviera quince años, pero lastimosamente sabía que era un chico tan cerrado que lo mas probable era que jamás le contará a alguien todo lo que estaba pensando realmente en ese momento. No sabía cómo se tomaría el hecho de que había hecho que Rin pudiera escapar con ayuda del resto de Exwires por lo que de momento esperaba que jamás se diera cuenta hasta que el mayor de los Okumura diera la pelea de su vida, suponiendo que pudiera dar esa pelea.
