Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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Siguiendo las órdenes de Shura, los cuatro jóvenes permanecieron en aquella caverna hasta que por la abertura en la superficie rocosa se divisó un helicóptero con una gran caja de madera que aterrizó frente a ellos antes de volver nuevamente a tierra. Rápidamente, destaparon la caja encontrando en su interior todo tipo de ingredientes, verduras y demás acompañamientos.
—¡Vegetales de la estación! ¡lucen deliciosos! —exclamó Shiemi en lo que veía asombrada el contenido —. Hay mucho Miki y el calamar favorito de Wadatsumi.
—Bueno, manos a la obra—habló Kaede en lo que tronaba sus dedos. Solo quiero que esto acabe tan rápido como sea posible, pensó Kaede en lo que se disponía a ayudar a Rin con sus pocas habilidades y conocimientos de cocina pero los suficientes para al menos servir como asistente del chef. La albina estaba tratando de mostrarse tan natural como actuaba siempre aunque le estaba costando pues en ese momento solo estaba esforzándose en aguantar hasta que pudiera volver a la relativa calma de la academia para poner en orden sus ideas y procesar todo lo que había pasado los últimos días.
—Kaede-san ¿estas segura de que no quisieras hablar con Yukio sobre lo que sea que pasó? —intervino Rin de pronto interrumpiendo su accion de pasarle uno de los cuchillos a la muchacha.
La aludida lo miró algo sosprendida y dudó antes de responder—. Ciertamente sé que debo hacerlo, pero ahora mismo no creo que sea el momento.
—Soy capaz de llamarlo ahora mismo si no me das una respuesta convincente.
—¡Ya has visto como está de tenso! ¡en todo caso tú tambien podrías hablar con tu hermanito menor a ver si puede dejar de estar tan a la defensiva contigo!
—¡¿T-también lo notaste?!
—Hasta Moriyama lo notó —acotó la peliblanco antes de agarrar el cuchillo —. Si me lo preguntas creo que lo mejor es que cumplamos con esta misión antes de resolver problemas personales, y sé que tu hermano probablemente piensa lo mismo.
El portador de la Kurikara no quedó demasiado convencido pero Kaede lo apremió alegando que el kraken no iba a esperar a que ellos se decidieran para volver a atacar y nuevamente se pusieron a preparar la comida. Un par de veces, Kaede no pudo evitar que la inquietud le provocara alzar la mirada hacia Yukio , quien estaba preparando las armas que también habían llegado en la caja, aunque no volvió a hacerlo en cuanto él tambien cruzó mirada con ella y para el de gafas aquello le hizo sentirse extrañamente frustrado.
No me acercaré primero, Kaede, no si tú no dejas de presionarme.
Yukio era medianamente consciente de que quizás su postura estaba siendo bastante egoísta pero no podía solo aceptar el hecho de que debia dar el primer paso pues se estaba arriesgando a quedar como un idiota en cuanto la albina supiera la verdad. Él no podía solo decirle que se sintió herido de no haber sido el primero para ella al momento de revelar su secreto, y tampoco entendía del todo el amasijo de sentimientos que se entremezclaban en su interior cuando de Kaede se trataba.
