Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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—¡Bien, entonces nosotros comenzaremos a marcharnos! —anunció Shura de frente al grupo de exorcistas de la Orden—. ¡Les confío la caza de Saburota Toudou y la resolución de todos los cabos sueltos a ti, jefe de la subdivisión!
—Déjamelo a mí —aceptó Yaozo Shima estrechando la mano de la exorcista con firmeza.
—¡No se preocupe, traeré a personas desde los cuarteles generales para que ayuden!
—Por cierto, no veo al señor Pheles aquí...
—Ah, ese tipo—recordó la mujer como quien no quiere la cosa —. Él es el único con una llave mágica que conecta los cuarteles generales con esta subdivisión así que ¿se habrá ido antes...? ¡Oh, hablando del diablo! —exclamó en el momento en que recibía una llamada que se apresuró a atender—. ¿Qué hay, Mephisto?
Luego de finalmente cerrar su bolso, Kaede miró alrededor la habitación en la que estaba con la sensación de que habían estado una eternidad en la sucursal de Kyoto pero a la vez parecía que hubiese sido apenas el dia anterior que habían llegado allí pensando que solo tendrían una simple tarea de servir de apoyo para los exorcistas. La muchacha suspiró sintiendo que se iba siendo otra persona pues lo vivido aquellos dias definitivamente habían cambiado algo dentro de ella.
Luca se había mostrado realmente eufórico en cuanto Kaede le había contado que pudo controlar su mitad demoníaca durante poco mas de diez minutos y a pesar de que ella aun le daba cierto recelo pensar en quitarse el anillo con libertad, aceptó que el exorcista le aplicara otra dosis antes del día acordado aumentando la dosis apenas un poco.
—Hasta el momento has asimilado lo suficientemente bien la medicina y los resultados han sido satisfactorios—le había explicado el rubio luego de extraer la aguja del brazo de la muchacha—. De esta forma podremos acelerar un poco el proceso sin tomar demasiados riesgos, y si sigues pudiendo asimilar la medicina como lo has hecho hasta ahora la cura a tu condición será una realidad.
—Eso suena realmente genial, Santoro—habia comentado la albina con un tono no demasiado animado pues parecía querer expresarse con seriedad—. Realmente es increíble cómo siento que ahora tengo una esperanza de poder seguir viviendo mi vida como lo he hecho hasta ahora, de verdad pensé que no tendría cura.
—¿Te sigue preocupando lo de Okumura?
La pregunta le habia tomado por sorpresa pues de pronto no había podido quitarse de la cabeza el remordimiento que tenía porque sabía que lo había lastimado, y si bien él también había tenido un comportamiento irracional hacia ella, le estaba costando culparlo pues aunque recordara que él la había lastimado con sus palabras y la había sujetado con más fuerza de la necesaria, Kaede también recordaba que ella le había golpeado un par de veces.
—No deberías seguirte culpando por lo que pasó, tú también cargas con demasiadas cosas como para responsabilizarte por los sentimientos de él —le había dicho Santoro colocándole una mano en el hombro con franqueza—. Siendo honestos él también sigue siendo un niño, no sabe nada de la vida y definitivamente no te conoce y no sabe por todo lo que has pasado, solo no le des tanta importancia.
