Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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Hubo muchas cosas en las que Yukio reflexionó durante el trascurso de aquellos días, y esta vez no solo era Kaede quien ocupaba sus pensamientos. Ella seguía siendo el centro de toda su inquietud pero de pronto aparecieron más incógnitas que lo hicieron indagar por otras vías. Había estado prestando más atención a todo lo que ella hacía los días previos al nuevo ataque de los cerberos y descubrió cosas que a simple vista se le habían pasado por alto como la forma en que solía ver a Rin de reojo por detrás, como adivinando que él ocultaba una cola, y de pronto empezó a reparar en que era muy probable que ella hubiese recibido más que solo entrenamiento básico en exorcismo, la pelea contra los cerberos denotaba que tenía experiencia en combate y algo más.
Para él no fue demasiado obvio desde la primera vez pues supuso que Kaede era como ese tipo de personas que nace con bastante fuerza sumado a que ella tenía cierta rudeza. Pero ya no podía justificar un salto de más de cinco metros y que pudiera lanzar un cerbero varios metros atrás como si de un saco de papas se tratara con esa excusa.
Kaede era algo más.
También seguía inquieto con el hecho de que alguien así compartiera dormitorio con él y su hermano. Juntando los cabos todo parecía encajar en un contexto totalmente distinto al que Mephisto quería convencerlos de tener que ayudar a una chica que también había perdido a su padre y estaba desamparada. Un hijo de Satanás que apenas tomaba conciencia de sus poderes con su hermano que estaba encargado de cuidarlo y protegerlo tanto de sí mismo como proteger al resto del riesgo que suponía, sumándole una recién llegada con altas probabilidades de tener experiencia como exorcista que podía haber incluso sido aprendiz en el mismo Vaticano, cuyo padre murió aparentemente en una misión y que empezaba a manifestar habilidades propias de alguien que es más que un ser humano común y corriente.
¿Una especie de infiltrada?, se preguntó llegando a la conclusión que más se le asemejaba en esa situación.
—Pero Kaede-chan no parece que tuviera malas intenciones o algo así, ya has visto que es una persona genial—le había dicho Rin en el momento en que le comentó sus razones a medias por las que empezaba a recelar.
—No digo que no lo sea, pero nos mantiene en una situación peligrosa si en realidad actuaba bajo las órdenes de alguien más—expresó Yukio en respuesta—. Puede que no lo hayas notado pero si lo piensas su propia historia tiene muchas cosas que no tienen demasiado sentido.
—¿Cómo cuáles?
— A ver ¿por qué un exorcista es trasladado a otro país, el Vaticano ni más ni menos, solo porque si? ¿tuvo que ver con algún ascenso o reconocimiento especial? Y en todo caso ¿qué mérito hubo para ello? Kaede jamás lo ha dicho por más que hable de que su padre tenía buena reputación como exorcista—había explicado Yukio sorprendido aun de lo que había estado reflexionando—. También dice que su padre habría fallecido en una misión ¿de qué categoría y en qué circunstancias? ¿Por qué Kaede nunca da demasiados detalles?
