Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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Apenas Luca le había comunicado el plan de forma tan meticulosa como el corto tiempo del que disponían se lo permitía, Kaede sintió que su cuerpo era invadido por una fuerza producto de la creciente adrenalina y pronto su mente logró maquinar un muy apresurado y alocado plan para lograr fugarse. Tenía que hacer todo lo posible para alejarse cuatro cuadras al sur en menos de veinte minutos y el sudor empezaba a empapar su frente solo de saber el recorrido que tendría que hacer para salir.
Es ahora o nunca, resolvió Kaede en el momento en que entraba una de las enfermeras y con todas sus fuerzas se abalanzó sobre ella atrapando su cuello y usando la suficiente fuerza para dejarla inconsciente. Pese a que sabia que su cuerpo no resistiría que lo forzara mucho, hizo todo lo posible para cambiarse con las ropas de la enfermera esperando que aquello le permitiera ganar unos segundos de los escasos trece minutos que tenía para estar en el punto de encuentro.
—Con permiso...—musitó apresuradamente al exorcista que custodiaba su habitación.
Kaede se alejó tan rápido como pudo hasta que el exorcista le ordenó detenerse segundos después, por lo que tuvo que echar a correr hacia las escaleras. Varias personas que pasaban por allí se hicieron a un lado en cuanto la muchacha se lanzó hacia las barandas bajando tres pisos al dejarse caer y agarrarse nuevamente de las barandas para retomar el camino por los escalones.
Tan de prisa como pudo, Kaede bajó los escalones hasta la recepción tratando de esquivar a todas las personas que estaban en medio y no le importó empujar al guardia de seguridad en la entrada. Una vez pudo estar en la calle se detuvo un segundo para poder utilizar el último recurso para concentrar todas las fuerzas que tenía en sus piernas y echó a correr tan rápido como pudo perdiéndose en la oscuridad de un callejón en cuanto escuchó un grito ordenando que la atraparan.
—¡Kaede, por aquí!
La muchacha se alivió bastante en el momento en que vio una motocicleta al final de aquel callejón manejada por Luca, y no dudó en incrementar la velocidad y frenar en seco apenas estuvo frente a él.
—¿Te siguieron? —quiso saber el rubio ayudando a la muchacha a subirse pues estaba notablemente agotada—. Será mejor darnos prisa si queremos atrapar a Yamato.
—Ya habrán dado la alerta de que me escapé.
Con un potente sonido, Luca aceleró la moto explicando escuetamente que la había tenido que tomar para escapar y pronto estuvieron rumbo a la autopista aprovechando el poco tráfico para ir tan rápido como podían. Kaede apenas tenía fuerzas para agarrarse de las ropas del exorcista pero prestó suficiente atención para comprender que necesitaria hacer una llamadas para ubicar a Yamato.
—Quizás sean un poco laxos con mi sentencia en cuanto pueda colaborar en esta investigación que, al fin y al cabo, estaba a mi cargo—siguió hablando Luca en lo que volvía a acelerar—. Espero que tengas a alguien a quien puedas llamar para saber a dónde podría haber ido Yamato.
