Una estudiante de la Academia de la Verdadera Cruz como cualquier otra. Hay algo oculto en ella, algo extraño que no tiene nada que ver con que sea una aprendiz de Exorcismo, ni con su estrafalario aspecto, ni con que uno de sus ojos no esté a la...
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Kaede no podía decir que estuviese durmiendo muy a gusto, de hecho, apenas lograba conciliar el sueño en parte por el dolor y en parte porque en su mente no dejaba de darle vueltas a todo lo que estaba ocurriendo pues debía admitir que estaba bastante aterrada de que aquel extraño que iba tras ella tuviese aquella fuerza que obviamente no era la de un humano siquiera medianamente relacionado con demonios, lo que solo dejaba como posibilidad que se tratara de un demonio. Aquello hacia que todo fuese incluso más aterrador pues debía de ser de muy alto nivel y se preguntó qué tanto sabia de ella o si podía incluso conocer de qué demonio había heredado su naturaleza demoniaca.
Pero más allá de eso también debía pensar en que la situación con los gemelos empezaba a volverse tensa pues el momento de tener que contarles toda la verdad estaba más cerca de lo que tenía previsto pues sabía que ambos no iban a dejar pasar aquello solo así, y con Rin no tenía demasiado problema porque se sentía más segura de decírselo. Pero realmente no quería decepcionar a Yukio ni que se alejara cuando supiera todo, mucho menos que la viera como un peligro porque solo pensarlo se sentía como si algo oprimiera su pecho.
Ni siquiera podía asegurar que hubiese dormido algo siquiera pues apenas su teléfono empezó a sonar ella rápidamente se levantó con un quejido de dolor y con los ojos pesados de la falta de sueño. En el teléfono rectificó que eran poco más de las ocho de la noche.
—¿Hola?
—Kaede-san, espero que no hayas estado durmiendo o que, en todo caso, me perdones pero es importante —habló Luca desde el otro lado de la línea.
La albina realmente no tenía ánimos de discutir—.Tranquilo, solo dime.
—Me acaban de llegar los resultados de tu análisis de sangre y pensé que no querrías esperar a mañana.
—¿Estás en tu oficina?
—Puedo ir a buscarte ahora mismo.
—De acuerdo.
Tan rápido como pudo cambiarse, Kaede tomó lo primero que vio en su armario algo agradecida de que sus heridas se estuviesen curando aunque luego no supiera como explicar que se había curado tan rápido. Ya resolvería eso mas tarde.
Era consciente de que seguía aun bastante débil tanto por el esfuerzo como por el desgaste, y recordó la determinación que había tomado de ser responsable y hacerse cargo de las consecuencias de sus decisiones por lo que en cuanto vio a Rin solo en la habitación que compartía con Yukio solo tomó aire antes de hablarle.
—Rin-kun...
El aludido dejó de lado el manga en el que estaba tan absorto de un salto mostrándose bastante sorprendido—. ¡Kaede-chan! ¿estas bien? ¿ocurre algo?
—Nada en especial, solo quería saber si ¿podrías acompañarme a un lugar? —empezó a hablar Kaede tratando de sonar convincente—. ¿Recuerdas que mencioné que ya tengo a alguien ayudándome con...mi problema? Pues quisiera que me acompañaras a verlo un momento.
