Nunca falta el tarado y sus bromas pesadas. Cereza y chocolate se deslizan por mis mejillas y caen a mi pecho. Tengo ganas de mandarlo a la mismísima mierda, pero prometí dejar a un lado mi mal humor. Hoy destilaré solo amor.

—Aden Theodore —Se queja mamá —. Discúlpate en este instante.

Papá y Amy estallan en risas. Yo pongo mi mejor sonrisa de buen humor. No lo golpees, Allie. Cálmate.

—Está bien, mamá —Le doy a Aden una mirada angelical y traigo una cereza a mi boca —. Delicioso.

Mi hermano luce complacido por el halago.

—Lo hice yo —presume e hincha su pecho como si hubiera encontrado la cura a todas las enfermedades.

No digo que está muy dulce para no dañar su frágil ego.

—Una lástima que no pueda disfrutarlo como se debe —reprocho. Le quito un poco de la bandeja y saboreo algunos pedazos que quedan.

—Hay más en la cocina —dice Aden —. Puedes comer todo lo que quieras.

Los abrazos siguen después. Papá me sostiene durante mucho tiempo mientras presiona sus labios en mi frente. Ni siquiera le importa que manche su camisa con chocolate y cereza.

—No estoy seguro si será un feliz cumpleaños, pero quiero que sepas algo. Estaré a tu lado aun cuando tengas noventa años. Siempre te protegeré con mi vida entera. Te amo, princesa.

Cierro los ojos y aprieto mi puño en el cuello de su camisa. Su afecto jamás dejará de conmoverme. Siempre seré la consentida de papá.

—También te amo, papá.

La siguiente que me abraza es mamá mientras mi padre sostiene a Amy. Su cuerpo aferrado al mío hace que mis ojos piquen por las lágrimas. Esta mujer fue al infierno por mí. Es capaz de sacrificar su vida para mantener la mía.

Ella es mi mundo entero.

—Gracias por todo, mamá.

Besa la cima de mi cabeza.

—No hay nada que agradecer, Allie. Te amo.

Agarro su mano y el de papá. Les doy un apretón a ambos antes de hablar.

—Prometo que pondré mi mejor esfuerzo para deshacernos del problema —afirmo —. Venceremos juntos a la bruja como el gran equipo que somos.

Mamá se ríe por las últimas palabras.

—Juntos —murmura mamá.

—Sí —dice Aden, uniéndose al momento cursi familiar —. Juntos.

Amy chilla.

—¡Juntos! —repite mi pequeña hermana.

El resto de la mañana prosigue alegremente. Mis primas organizan un grandioso desayuno que dejan a mi estómago muy satisfecho. Sadie logró congeniar rápido ya que no se aparta de Roy en ningún momento. Me huele a aventura desenfrenada.

Todo está yendo bien.

Nada fuera de lo normal.

—Así que... —empieza el tío Andrew —. Oficialmente eres mayor de edad, Allie. Podrás tener mucho sexo sin darle explicaciones a tu padre.

—Dioses, Andrew —Mi tía Emmie está muy consternada.

Me sonrojo, papá le lanza dagas con la mirada. Mamá sacude la cabeza, resignada. Sadie casi escupe su bebida. Pobrecita, ella no conoce a mi familia. Mis tíos son terribles.

—Andrew —Le reprocha mi abuela —. ¿Qué pasa contigo?

—Solo es un comentario, mamá.

El tío Axel se ríe.

Lazos MalignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora