CUARENTA Y SIETE.

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El moreno ofreció su ayuda, pero negamos, esta vez era cosa de únicamente nosotras. Extraje carne cruda de la nevera y la dejé sobre la mesa para poder cortarla.

—Ew... —Toqué la carne con el cuchillo. —¿Es normal que tenga tanta... sangre? —Solté sin pensarlo.

Ethan comenzó a reír a carcajadas.

—Es un animal, lo anormal sería que no tenga. —Me respondió.

Vacilé y luego miré ese pedazo de "animal"

—Que horrible es verlo de esa manera. —

—No acaricies la carne, Jessica. ¿Qué haces? —Me dijo riendo. Quité mi dedo del pedazo de carne con cuidado...

En una hora terminamos todas las salsas y las preparaciones para nuestra versión de tacos. Por otro lado, las masas de los tacos estaban en el horno mientras Ethan preparaba la mesa. Faltaba muy poco.

Probé cada preparación y sorprendida jadeé fascinada al percibir el sabor asombroso que tenían. ¡Estaba delicioso!

—Esta delicioso... —Dijo Lou insegura de sus palabras, sin poder creérselo. Comencé a reír a carcajadas mojándole el rostro con agua. —Es que... es raro. —Se defendió.

Miré la hora. Era demasiado extraño que Harry no haya despertado aún.

Cuando estuvo todo listo, Ethan me dijo que fuera a despertarlo, justo cuando yo ya tenía la intención de hacerlo.

—Anoche salió y volvió tarde. —Me dijo, antes que subiera. Lo miré deteniéndome para oírlo. —Oí que hablaba por teléfono en el pasillo y luego tiempo después oí su auto salir. —Mordí mi labio. Asentí sin saber que decir, ni sentir.

Cuando fui a la habitación de mi hermano donde Harry se encontraba sentí que echaba de menos a Bruno. Entrar a ese cuarto en su ausencia era triste.

Me senté en el borde de la cama, llevando suavemente el dorso de mis dedos a su mejilla para acariciarlo, encantada con lo precioso que era.

Quité mis manos de encima y suspiré.

—Harry... despierta, vamos a comer. —Anuncié. No tuve resultados, intenté una vez más y nada, pero al analizarlo con atención pude ver una pequeña curva en la comisura de sus labios intentando ocultar una sonrisita. —Bien... Iré con Ethan... —Susurré poniendo de pie, provocándolo. De pronto en un acto predecible tomó mi brazo y mi cadera y me arrojó sobre él.

Tal y como lo hizo la primera vez en la sala al asustarlo cuando dormía.

—Me reemplazas fácil. —Me sujetó con firmeza desde mi espalda baja. Sonriendo lo besé, acomodándome bien sobre él.

—Tú también. —Susurré. Frunció el ceño, confundido.

—¿De qué hablas?

—Nada, cosa mía. —Negué. Recuperé mi postura, con su mirada crítica y atenta sobre mí. —¿Comerás? —Él asintió. —Vístete y baja. —Besé una vez más sus labios e intenté irme, pero me detuvo.

—Espérame. —Me pidió, y asentí sin dudarlo mucho. Gimiendo recuperó su postura sentándose sobre la cama.

—¿Estuviste afuera esta noche? —Le pregunté finalmente. Él tomó un pantalón que estaba a su lado y comenzó a ponérselo mientras yo hurgaba las cosas de mi hermano.

—Me llamaron del hospital. —Contestó. —Emergencias...—

Al mirarlo suspiré, recargándome en el escritorio. Odiaba que no pudiera mentirme bien.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now