五十八

29 8 1
                                    

—¿Cómo te encuentras? —le pregunté a Jackson.

—Horrible —replicó sonriendo, quién tenía a Bambam sentado en las piernas para que todos pudiéramos caber—. Pero no puedo dejar a un amigo cuando necesita apoyo.

—Este amigo entendería si decides quedarte en casa.

—Y este amigo no quiere que se repita lo que pasó hace cuatro años. En su momento pasaste por una situación bastante desgraciada por tu cuenta. Creo que lo menos que puedo hacer ahora es prolongar mi terapia para que tú puedas estar bien.

Y era verdad. Aunque la situación actual se sentía bastante familiar a lo que sucedió cuatro años atrás, el sabor de mi zona de confort se sentía distinto. Como si ahora sí hubiera dónde voltear hacia atrás y a quienes mirar a los ojos si necesitaba algún consuelo o mínimo entendimiento. 
En el fondo me sentía inútil puesto a que Seojoon averiguó la mayor parte de las pistas, pero yo no hubiera podido solo por mi estado mental y creía que eso era válido, ¿no?

Miré a Seojoon por el espejo retrovisor dónde casualmente coincidimos. 

—Recuerda nuestro trato, Im —dijo con esa confianza en su voz—. Atraparé a ese cabrón y tendré ese número de teléfono.

—Shinpachi tuvo algo qué ver con Hyukwoo hyung, ¿no te molestaría competir con él, Presidente?

—Los heterocuriosos nunca han sido una competencia. A excepción de lo que sucedió contigo, ahora soy un poco más maduro.

Me reí.

—Tú también maduraste, Im. Un poco, pero eso es mejor que nada —añadió con voz serena.

Reí una vez más. Realmente comenzaba a sentirme tranquilo.

—¿¡Maduro!?, ¿¡Jaebeom hyung!? —clamó Yugyeom entre chillonas risas—. Creo que no conozco a ese Jaebeom porque el que sí conozco se tropezó nuevamente con la misma piedra.

—Y a pesar de eso estás aquí conmigo, Yugyeom, demostrando que quizás seas el más maduro de todos —dije—. Te agradezco infinitamente que volvieras.

No lo dije ni él quiso ser obvio, pero me percaté de su tímida sonrisa por su espejo.

—Cómo te lo dije en aquella tarde afuera de la tienda de conveniencia cuando nos contaste tu historia. Estamos para tí —agregó acomodándose en su sitio con una expresión que intentaba ser seria.

—Gracias, chicos. A todos.

—Ya cierren el pico —exclamó Seojoon—. No hay necesidad de ponernos sentimentales cuando vamos a jodernos al cabrón que está detrás de todo. ¿Quieren hacer justicia mientras lloran?

El auto al qué seguíamos se dio la vuelta en un callejón dónde se detuvo. 

—Nos están esperando —dijo Jinyoung limpiándose las pocas lágrimas que alcanzaron a salir por el emotivo momento—. Es obvio que esto es una trampa.

—Es un largo callejón cerrado. A menos que un atleta de salto con garrocha o escalador pueda llegar del lado del muro donde se cierra el callejón —respondió Yugyeom—. Esperan a qué entremos. Podemos bajarnos unos del auto y que alguien se quede, conduzca derecho para que crean que pasamos de largo, eso los haría bajar la guardia.

—Y al estar frente a ellos, ¿qué? —inquirió Jin—. ¿Cómo no sabemos si hay más de cuatro cabrones más la chica ahí? Discúlpenme pero no estoy dispuesto a ser golpeado y perder.

—Pues tú te quedas en el auto, mariposa —replicó el menor—. Yo sí quiero agarrarme a alguien a puñetazos.

—Necesitamos un plan adecuado —indicó Bambam—. Debemos tener las pruebas adecuadas para poder arremeter contra ellos.

I guess this is KARMA [2Jae]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora