十一

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Fui detrás de él a paso veloz. 
Como si de un sueño se tratara, sentí que floté durante todo el trayecto y que estaba más lejos de alcanzarlo qué otra cosa. Una extraña combinación de pesadez en mis piernas junto a la ligereza de un sueño, era irreal.
El sentimiento prevalecía angustiándome en el pecho pero realmente no sabía identificar cual era o lo que deseaba hacer una vez que lo alcanzara. Sólo tenía ese propósito: llegar a él, ¿qué pasaría después? Esa no parecía ser decisión mía.

«He querido decirte esto por tanto tiempo. Deberíamos estar en clase, así que déjame ser rápido y si es posible charlar como es debido en la tarde...». No.

«Permíteme hablar primero, ¿sí? Tengo mucho por decirte y quiero empezar disculpándome. Realmente fui un tonto y...». Eso tampoco.

«Por favor, escúchame»

Cada discurso, cada motivo, cada razón para decir que se formaba en mi cabeza parecía un intento de excusa de querer quitarme la culpa. 
Debía organizar mis ideas y plasmarle correctamente todo lo que tenía por decirle. Unos minutos no eran suficientes pero si lo que quiere es evitarme necesitaba dejar en claro lo que estaba dispuesto a dar porque él no estuviera incómodo.

Y sí. Internamente deseaba intentar recuperar algo, lo que fuera.

Entró violentamente al baño de hombres, empujó la puerta sin pensar que alguien pudiera estar detrás de él por lo cual casi recibía un buen portazo en la nariz de no ser porque puse las manos para detenerla. 
Entré al baño igualmente, con más duda y lentitud que él. Noté que estaba dentro de uno de los cubículos, efectivamente haciendo del baño.

—¡Madre de Dios! —exclamó, posteriormente dejó salir lo que tuvo que salir.

Lo dejé para que tuviera un poco de paz. 
No era el primer encuentro que deseaba o me imaginaba. Sin embargo, me relajó bastante que la situación -aunque incómoda- se haya suscitado menos frustrante para ambos.
Literalmente iba a hablar a mi amado después de largo cuatro años justo cuando acabara de cagar.

Minutos después, escuché que jaló de la cadena y que se lavaba las manos. 
Creí que con el hecho de que recién lo escuché pujar, mis nervios de hablar con él se disiparían. Pero ahí seguían.

—Vaya forma de volver a vernos —musité.

Mis manos estaban en su máximo nivel de producción de sudor. Sentía que en mi pecho podría notarse como mi maldito corazón lo golpeaba, que mi capacidad para verlo a los ojos se volvió inexistente y que mis pies se adhirieron al suelo sin la mínima intención de moverse.

—Pero el imbécil de mí quería tomar leche aún sabiendo que le hace daño —dijo para sí mismo.

—Choi Youngjae —le llamé con un evidente nudo en la garganta y mi mente repasando todas las conversaciones que quería iniciar y cómo hacerlo—. ¿Estás bien?

—¡Qué vergüenza! —exclamó riendo—. No huela por unos minutos, por favor. No soy como tal intolerante a la lactosa pero en ocasiones me cae pesada.

—Lo sé —repliqué.

—Me imagino que le ha de pasar lo mismo —añadió sonriente secándose las manos con una toalla de papel—. Ya estoy bien, le pido una disculpa por hacerlo preocuparse, si quiere vuelva al salón. Llegaré en unos minutos. Discúlpeme con los demás... ah, ¿Im Jaebeom, verdad?

No había que ser demasiado listo para entender que estaba actuando. Y era bastante bueno en ello. Él podía verme a los ojos sin vacilar, su bella sonrisa estaba siempre presente aunque no quisiera estar ahí. Fue bastante directo con su intención de "empezar de cero" marcando una gruesa línea entre los dos. Él me odiaba, ¿qué podía esperar yo?, ¿qué ansiara verme tanto como yo a él?
Bajo esa feliz expresión se encontraba un rencor alimentado por un corazón herido causado por el imbécil frente a él que le dio la espalda. Un esfuerzo por no gritarme y golpearme era probablemente resentido por un sentido común y una actitud perfectamente detallada para herirme y que él evitara salir herido una vez más.

I guess this is KARMA [2Jae]Where stories live. Discover now