五十三

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Pasé rápidamente los resultados de las encuestas que Hyejin aplicó a mi computadora para que aparecieran en el documento compartido de mi equipo. Cada quién trabajaba en su parte con la determinación de siempre. Nuestro trabajo final ha progresado de forma casi impecable por la participación activa de todos. Sin embargo, las peleas y discusiones nos costaron algunos puntos durante las revisiones periódicas. De no ser por Shinpachi, estaríamos corrigiendo el trabajo entero.

Una investigación de mercados: determinación de la muestra, aplicación de encuestas, análisis de resultados. Todas esas mierdas que se necesitan para una investigación de campo. El último avance se trató de aplicar una encuesta que formulamos para conocer la opinión de los consumidores. Los datos obtenidos serían cargados en un sistema o programa de conteo que interpreta los resultados para la formulación de hipótesis, cosa que Shinpachi haría.

—¿A ustedes les gustaría casarse en una boda tradicional o de blanco? —preguntó Yongsun noona de la nada.

Las chicas soltaron una risilla en forma de burla por lo repentino e innecesario del comentario.

—Hablo en serio —afirmó—. Ya terminé mi parte antes de que se pongan de pesados. Es sólo qué tengo una amiga que ya quiere casarse con el chico con el que sale desde hace cuatro años y me puse a pensar cómo quisiera casarme yo —volteó a ver a Byulyi—. Dime, mi reina, ¿una boda tradicional o de blanco?

Byulyi la miró arqueando una ceja.

—Si tú pagas la boda, me da totalmente igual cómo sea.

—¡Perfecto! —clamó de regreso mientras aplaudía—. Ahora necesito once mil dólares.

—Suena demasiado barato para una boda —dije sin despegar mi vista de la pantalla de mi laptop.

—¿Tú cómo planeas casarte? —me preguntó.

—No puedo casarme de ninguna forma, noona. Soy gay. Eso sería una ofensa para las tradiciones de mi país y para Dios.

—Lo pagarás tú, no Dios ni tu país. Es lo único que le interesa a los sacerdotes, que pagues.

—No está en mis planes casarme. Tengo muchas mierdas qué sanar y eso tardará años.

—Considero que no hay un punto en la vida de las personas en el cual pueda decirse con total seguridad que se está totalmente sano, ¿saben? —dijo Hyejin—. Siempre habrá malos momentos.

—No son malos momentos, son malas acciones. Pero no estamos aquí para hablar de eso.

Continuamos con conversaciones triviales y vagas mientras los dedos de cada uno traqueteaba los teclados con rapidez. En poco tiempo terminamos el trabajo y al estar en una tienda de comida rápida, ordenamos una segunda ronda de alitas de pollo, hamburguesas y refrescos.

—¿Cómo se sienten? Ya casi terminará el semestre —preguntó Yongsun—. El único inconveniente para mí es el invierno, siempre atrapo un resfriado.

—Dímelo a mí —dijo mi hoobae limpiando su nariz por enésima vez—. Apenas bajan las temperaturas y me da gripe hasta que no tengo más mocos qué sacar.

Recordé cuando recién lo conocí en aquella parada de autobús fuera de la escuela. No recuerdo que fuera tan frío, pero sí llovía. Choi Youngjae tenía el cabello amarillo y una rojiza y moquienta nariz. Todo su cuerpo temblaba pero no llevaba un paraguas. 
Era tan tonto y despistado. Y aún así lo amaba.

—La ingesta de vitamina C no precisamente cura los resfriados ni los previene en su totalidad —dijo Shinpachi sin dejar de teclear a toda velocidad—. Participa en la disminución de los síntomas o hace que los resfriados sean más cortos. Pero en sí, no los cura o previene. No en todas las personas, pues las que toman suplementos con frecuencia no están del todo absortas de resfriarse. Kawauso-kun traga mandarinas como si se fueran a desaparecer del mundo y véanlo, parece que le sale slime de la nariz.

I guess this is KARMA [2Jae]Where stories live. Discover now