二十三

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En ocasiones puedo sentir como una especie de desesperante calor en el momento en el que mis acciones en el exterior se detienen y dan pauta a mis pensamientos de comenzar a rellenar mi cabeza como si de humo se tratara. 
Mientras me lavaba los dientes me percaté de que mi flequillo -o el largo de mi cabello en la frente- ya cubría mis ojos. Mi atención se dirigió a eso y en pensar en qué día del mes pudiera hacerme un espacio y ahorrar para ir a la barbería, posterior a eso, volví a mis iniciales pensamientos fatalistas.

—Necesito eutanasia —murmuré después de escupir la pasta de dientes en el lavabo. Mi hermano que estaba bañándose dejó de cantar al escuchar mi comentario—. Creo que empezaré a fumar y dejaré de comer para acelerar mi deceso. 

—Necesitas un golpe en la cabeza con un bate que tenga un alambre de púas enredado para nivelarte las ideas y dejes de llegar a esas conclusiones —dijo dentro de la ducha—. Sabes que detesto que hables de terminar con tu vida, Jaebeom. 

—¿Qué es peor que alguien que piensa así se quede en silencio a solas con sus pensamientos? No puedo evitarlo, hyung, soy alguien que piensa mucho las cosas y cualquier cosa me tiene con ganas de querer tirar la toalla.

—No eres el único que piensa así, Jaebeom. Si realmente funcionáramos de esa forma, en el momento en el que recibí el primer comentario despectivo hacia mi cuerpo en la escuela secundaria yo ya no estaría aquí. 

Yo sabía por lógica personal que mi hermano debió pasar por muchas cosas durante su adolescencia como muchos otros estudiantes. Jaesang hyung era gordo y sólo por eso pudo ser blanco de muchos insultos.
La impotencia de saber que yo no estuve para él se sumaba a la impotencia de saber que él nunca me habló de eso en su momento. Ahí empecé a entender la molestia de mis amigos y la posible molestia de mis padres de enterarse lo que viví sin decirles.

Y vuelvo a la conclusión de externarme. Pero hablar de un momento de debilidad es difícil. Principalmente cuando se deja de estar en una edad de adolescencia y se supone que contamos con cierta autonomía y madurez.

—Lo siento, hyung —respondí—. Sé que prometí no preocuparles más, evitaré hacer esa clase de comentarios.

—Por favor.


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El desayuno para mí fue incómodo por ver a mis padres después de esa vergonzosa escena en la que les lloré. Aún así, todos actuaron igual que siempre, sin presiones ni comentarios al respecto. Y lo agradecí.

Mamá nos llevó a la escuela deseándonos un buen día, como siempre. Me entregó mi almuerzo y me dijo que me amaba y que tuviera un buen día, como siempre.

Todo estaba siendo como siempre.

Antes de entrar al aula, Hyejin me alcanzó y me tomó del brazo, sorprendiéndome.

—Entra conmigo, oppa —dijo nerviosa—. No me dejes sola, por favor.

Por un segundo temí las posibles causas por las que una chica necesite de protección masculina para llegar a un sitio o dirigirse a otro. 
Preocupado, volteé a verla para preguntarle, pero sin pensarlo ya estábamos entrando.

I guess this is KARMA [2Jae]Where stories live. Discover now