四十

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—Sólo digo que me parece injusto que nosotras te contáramos lo que sucedió y tú no quieres decirnos nada sobre tú y Youngjae —dijo Hyejin.

Shinpachi me miró esperando a qué respondiera. 
Volver al salón de clases fue el peor error que cometí después de hablar con el Presidente. Las chicas me esperaban a la defensiva aprovechando que el peliazul no se encontraba.

—No puedo decirlo así como así en el salón —respondí—. Fue algo bastante personal y doloroso para ambos. Además, él debe estar de acuerdo en que ustedes sepan.

—¿Qué tan grave fue del uno al diez? —preguntó Yongsun.

—Te puedo decir qué tan grave fue con una escala de lo que debería pagar el cabrón que arremetió contra nosotros de haber sido atrapado. Puede ser en años de prisión o días multa.

Las chicas se miraron horrorizadas entre sí.
Entonces creí que dejé bastantes interpretaciones y que podían imaginarse crímenes tan irreales que llegarían a la altura a una serie policiaca rayando en el género thriller. Pensé entonces que quizá ya le estaba dando demasiadas vueltas al asunto y que esa historia debería de quedar enterrada para no salir jamás. Se la conté a mis amigos, a mi mamá, al psicólogo y contarla una vez más me resultaba sofocante.

El peliazul volvió y se sentó en su lugar.
Cuando preguntó sobre qué hablábamos, las chicas respondieron tonterías. ¿No se supone que querían saber? Ahora, entre ellos entablaron una conversación diferente a la que yo le di la espalda sentándome en mi sitio.

—Pasó algo entre los dos, ¿verdad? No fue sólo una pequeña discrepancia, fue algo más —susurró Byulyi a mi lado. Acostó su cabeza entre sus brazos cruzados sobre la paleta del mesabanco. Yo la imité—. No hay que ser un genio para notarlo.

—Hay historia entre los dos. No terminó bien. Deseé que ahora hubiera un buen desenlace pero terminó en un amargo final para mí —respondí susurrando viendo su triste sonrisa—. No podemos estar juntos, es lo único que puedo decir sin hacer corajes. 

—Falta de química, tiempo, amor, empatía. Exceso de posesión, de control, de desconfianza. ¿Qué fue?

—A estas alturas, ya no lo sé. Creo que podemos amarnos pero no estar juntos, ¿sabes?

—Creo que esa es una de las más grandes tristezas que puede haber. Tener a la persona indicada, pero en el momento equivocado.

—Es cómo si la vida me hiciera ver cuánto puedo amar, pero si poder hacerlo sólo saberlo. Ver y no tocar.

Extendió su mano derecha sin dejar de apoyar la cabeza en su otro brazo y me acarició el cabello.

—Un amor no correspondido —dijo—. Conozco varios de esos — añadió mientras jugaba con los mechones de mi cabello.

—No me digas que te gusto.

—No eres el protagonista de todo, ¿sabes? —declaró en voz irónica—. Allá atrás, Wheein ama con todo su ser a Hyejin y es evidente para que cualquiera que tenga la mente abierta lo note. Pero es algo que simplemente no puede ser. La familia de Hyejin no ve con buenos ojos nada de eso, y aunque Wheein nunca se le ha declarado, juró amarla y cuidarla aunque fuera a distancia.

—Sonará hipócrita de mi parte pero, hay más personas por conocer.

—Wheein y Hyejin se conocen desde niñas, Jaebeom. Es posible que no tenga intenciones de conocer a nadie más. ¿Cómo crees que deba sentirse un amor imposible desde hace más de diez años?  

—Me falta poco, el mío es de cuatro años.

—¿Estás tan siquiera tratando de entender el punto que quiero explicar?

I guess this is KARMA [2Jae]Where stories live. Discover now