ぼくたち?

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Se convirtió en mi cómplice. 

Cuando yo no estaba dispuesto a soportar a los ruidosos de mis amigos, él se hacía pasar por mi hermano mayor o padre por una llamada telefónica y nos escapábamos en mi auto a algún sitio que se nos antojara.

—¿A dónde iremos ahora, sunbaenim? —preguntó sacando una pequeña cámara instantánea de su mochila de correa.

—¿Qué te parece cerca del río? Para la reunión que iba a tener con mis amigos traigo algo de botana y refrescos. También cerveza, pero eres menor de edad aún, por lo que se quedará en el auto.

—Me parece excelente.

Estacioné el auto y bajamos al sitio. Devoramos toda la comida basura que llevábamos, miramos las estrellas intentando adivinar constelaciones sin que ninguno tuviera conocimiento mínimo de astrología, cantamos canciones que ambos supiéramos, él tomaba fotos a casi todo y yo me disponía a disfrutar del aire fresco de la noche y los sonidos que la acompañan. 

Noté como guardaba las instantáneas una vez revelaban la imagen en un pequeño álbum donde cabían al menos dos de esas fotos por página. Miraba orgulloso sus fotografías antes de volver a buscar con la mirada que más capturar.

—¿Para qué haces eso?, ¿te vas a mudar? —inquirí acostándome en el césped. 

—Me gusta fotografiar lo que veo cuando hago algo emocionante. Tengo una docena de álbumes llenos de recuerdos felices. Este álbum está dedicado a mi amistad con usted —respondió sonriendo al ver mi expresión aún confundida, aunque sinceramente yo estaba más halagado que confundido—. Los momentos felices son como una estrella fugaz, suceden rápidamente pero son hermosos. La mejor forma de inmortalizarlos para que algo tan distraído como lo es la memoria los recuerde es capturando cada detalle. Sería fácil tomarnos una selfie y publicarla en internet como recuerdo, pero yo fotografío sensaciones y todo aquello que hacen de un recuerdo especial. En este caso, la luna menguante, el cielo estrellado, el río reflejando la luz lunar y otras cosas más.

—Debes gastar mucho en rollos para la cámara —bromeé—. Eres más interesante de lo que pensé, Choi Youngjae. 

Soltó una pequeña carcajada.

—Lamento entusiasmarme tanto de contarle eso, es que es un pasatiempo muy preciado.

—No debes disculparte por amar lo que te gusta. Mientras te haga feliz, no debes darle explicaciones a nadie.

Murmuró un pequeño "sí" y continuó con lo suyo. Creo que estaba sonriendo.

Cerré los ojos escuchando el sonido del río intentando hacer competencia al canto de los grillos. Las risillas de mi hoobae al tomar fotos y como rebuscaba en las bolsas de frituras picantes. Miré que también buscaba piedrecillas en el río y guardó las que más le gustaron.
Todo fue bastante pacífico y tranquilo, haciendo que mi subconsciente le diera la razón al chico de querer recordar con fuerza ese momento.

A Choi Youngjae le gustaban las piedrecillas de los ríos, los cuarzos, y tomar fotos. Así como las frituras sabor camarón picante de la tienda de conveniencia, las de sabor de pizza y el refresco de durazno.

Las escapadas con él tuvieron que cesar al llegar las vacaciones de primavera. Tuve un trabajo durante ese periodo de tiempo ayudándole a mis padres en su panadería junto a mis hermanos. Mi hermana menor Jaehwa fungía de cajera y mi hermano mayor Jaesang repartía los pedidos que se realizaban en la colonia. Yo estaba en los hornos junto a mamá, mi tía y su hija, esta última llegaba en las tardes. Mi padre hacía las entregas de los pedidos más lejanos en su auto. 

Son pocos días de vacaciones, pero para mis padres cualquier mínima ayuda era bastante útil.

Mi novia y amigos iban a visitarme algunas veces, comprando al mismo tiempo ya que les encantan los panes y postres que prepara mi madre. En parte, esto último es un factor por el que tengo algunos amigos.

I guess this is KARMA [2Jae]Where stories live. Discover now