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—Detesto significativamente el melón —dijo la líder de mi equipo—. No sé realmente porqué, pero no puedo ni verlo.

—No voy a tirar mi almuerzo sólo porque a tí no te gusta —respondió otra chica—. Anda a cagar al césped.

—¿No pudiste traer otra fruta?

—Si quieres que almuerce otra fruta, ve a comprarla para mí, cara de culo. 

—Sólo a la gente estúpida les gusta el melón.

—A tu madre le gusta.

—Eso no cambia mi opinión.

No puedo negar que en muchas de las ocasiones llego a reír de las incoherencias y temas extraños que se hablan dentro de mi extraño equipo. 
No les importa que estén cualquiera de los profesores aquí, lo único que les interesa es seguir con el cotilleo y conversaciones aleatorias que se les ocurren. Desde la más interesante hasta la más rara.
Afortunadamente, nuestro profesor se fue una hora antes por atender una reunión, por lo que ellas aprovechaban cualquier rato libre para darle más razones al otro grupo de chicas de odiarlas

—Díme, Jaebeom oppa, ¿verdad o reto? —inquirió mi líder después de girar uno de sus lápices rosas.

—Reto.

—Te reto a que juntes tus dos dedos índices y con ellos le piques el culo al vicepresidente de la clase que está viendo por la ventana hacia el piso de abajo.

—¿No puedes pensar en un reto más normal?

—Nah.

—Entonces, me toca castigo —dije.

—Ve a Subdirección y pide toallas femeninas con alas para flujo abundante. No des ninguna otra explicación.

—Eso es más sencillo que quitarle la virginidad anal al pobre vicepresidente.

Me puse de pie mientras me seguían riendo detrás de mí junto a otros pares de idiotas que no creían que cumpliría ese reto tan absurdo.

Bajamos al segundo piso hacia la Subdirección.
Normalmente, las chicas que no llevan consigo toallas femeninas le piden a la secretaria de la Subdirección. Para ellos era gracioso que un chico de veintidós años pidiera toallas femeninas de forma tan específica sin pensar que tengo una hermana o alguna vez tuve novia.
Aunque lo verdaderamente gracioso sería la expresión de la secretaria al escucharme pedirle algo así.

—Disculpe, buenos días —le llamé a la señora que tenía expresión de no querer estar ahí, como cualquier secretaria—. ¿Tiene toallas femeninas? Es que necesito una con alas y para flujo abundante. 

La señora me miró con una expresión entre confundida y desconcertada. Bastante cómica sinceramente. Abrió bastante los ojos frunciendo el ceño mientras se reclinaba para atrás.

—¿Es para tí o tu novia? —inquirió rebuscando en un cajón.

—No tengo novia, señora —respondí—. Ah, sé que es mucho pedir pero si tiene algunas que no huelan a manzanilla sería excelente. 

Ella continuaba viéndome con total extrañeza, luego miró a las chicas detrás de mí murmurando y riendo, por lo que me regresó la mirada con una mueca molesta que me daba a entender que había comprendido aunque sea un poco.

—Dile a tus amigas que a ellas no debería darles vergüenza pedir una bendita toalla femenina. Y por favor, que esto no sea una broma que estarán quitándosela a otra chica que sí lo necesite.

—No se preocupe, sí la necesito.

Me di la vuelta y salí de la Subdirección hacia el salón de clases siendo seguido por payasos que se reían de ello como si fuera la cosa más cómica en el mundo. Yo sólo pasé vergüenzas aunque no lo parezca. Fue ridículo si me lo preguntan, pero al menos así se me hace menos pesado el día en la universidad.

I guess this is KARMA [2Jae]Where stories live. Discover now