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Mi relación con Iorak había mejorado tanto desde aquella plática. Él se reunía con su comitiva y aveces salía a pelear; mientras el se enfocaba en ganar esta guerra yo ayudaba al desarrollo de la sociedad, a la vez que pasaba mis tardes ayudando en la cocina o practicando espadas con Waldemar quien me enseñaba a pelear como si estuviésemos en la guerra.

—Su alteza imperial ¿practicaremos en la tarde?— me pregunto Waldemar

—Si, nos vemos dentro de una horas— le sonreí mientras regresaba a cuidar de los niños de la aldea.

Me puse mi vestimenta para pelear y lleve la espada que Waldemar me había regalado ya hacía tiempo. Ambos peleábamos y yo ya me había vuelto una experta, Waldemar decía que al ser delgada me podía mover más ágilmente. El y yo llevábamos un rato practicando cuando llegó Iorak con su espada.

—Su majestad imperial— dijo Waldemar deteniendo todo movimiento, yo me gire para ver qué es lo que Waldemar veía y vi a un Iorak aproximándose, con un abrigo de piel; su cabello trenzado en una coleta alta, su barba larga y arrastraba su pesada espada de plata.

—Iorak— dije sonriendo

—Veo que practican, como casi todas las tardes

—Si, el me ha estado enseñando a pelear

—Entonces veamos que tan buen maestro es Waldemar— dijo Iorak retando con la mirada a Waldemar quien parecía nervioso.

—Creeme es un muy buen maestro

—Eso lo veremos, levanta tu espada, pelearas conmigo— dijo Iorak ya con su espada en el aire.

Sorprendida levante mi espada y esta choco con fuerza contra la de Iorak. El hombre no jugaba cuando dijo que quería ver que tan cierto era esto. Ambos luchábamos con gran ímpetu, que él parecía sorprendido de lo buena que era con el arma en mis manos. Utilizaba mis debilidades como mis fortalezas, tal y como Waldemar me había dicho.

—Veo que eres buena— dijo Iorak mientras peleabamos. Le sonreí y entonces Iorak en un movimiento me apunto con su espada al pecho, eso era el fin, pero yo me hice hacia atrás y esta pasó por encima de mi rostro, cuando él quitó su espada pensando que había ganado, me volví a incorporar y cuando él se dio la vuelta, sujete su brazo izquierdo y lo acerque a mi, para después acorralarlo por detrás y apuntarle con mi espada la garganta.

—Siempre debes mirar que tu oponente haya muerto

El sorprendido se quedo sin hablar y le solté. Waldemar nos observaba y Iorak hablo—Eres muy buena Oksana

—Gracias, tengo un buen maestro — dije mirando a Waldemar.

Iorak se incorporó y le miro— Gracias por su tiempo invertido— Waldemar agacho la cabeza en forma de agradecimiento y no dijo nada—Pero sus enseñanzas ya no serán necesarias.

Rápido mis ojos se abrieron sorprendidos y voltee a ver el rostro de Waldemar quien parecía tener la misma expresión que yo. Iorak se despidió con la mirada del guerrero y se dio la media vuelta para dirigirse al centro de la tribu; mire a Waldemar en forma de despedida y este se retiró, partiendo en la dirección contraria.
—Iorak ¿pero por qué hiciste eso? ¿Ahora con quien practicare?—le seguía el paso, mientras él seguía caminando con la vista al frente.
—No quiero que pases más tiempo con el... ahora practicaras conmigo
Me quedé unos momentos en silencio —De acuerdo— le sonreí, aún sin entender y le deje irse para yo quedarme ahí en campo abierto a pensar las cosas.

Los días siguieron y el frío cada vez era más fuerte, pero eso no nos detenía, practicábamos todas las mañanas, antes de nuestros deberes reales. No me disgustaba el cambio pues ahora pasaba más tiempo con mi marido y ambos parecía agradarnos mucho el tiempo compartido. Era como si las cosas volviesen a la normalidad.

ROSA INVERNALTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang