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Era el tercer y ultimo día de la ceremonia, las mujeres me despertaron con sus cánticos y entonces así, sin desayunar me sacaron de la tienda para ir con los animales a ordeñar leche y recoger los huevos, actividad que en mi vida había realizado, pero Hilde me explico que antes de volverme una emperatriz debía entender como era no ser una. 

—Este día será diferente—dijo Hilde a un costado mío, mientras yo lavaba los huevos cuidadosamente.

—¿Por ser  el ultimo día?

—Si, Oksana

Cuando terminamos juntas preparamos el desayuno y toda la comunidad se sentó a comer; a mitad del desayuno Iorak dio unas palabras y fue cuando Hilde me dijo que era hora de irnos, ella me llevo a mi tienda y dijo que tendríamos que alistarnos. Me vistió de color crema, colocando mi abrigo blanco encima a combinación de unas botas de piel color crema.

Nos subimos a un trineo y llegamos a campo abierto, lo único que podía ver a mi alrededor era el blanco de la nieve y los troncos grises de los delgados arboles a lo lejos. Ahí decidieron que se llevarían a cabo el cierre de las celebraciones donde Hilde me explico que una serie de juegos se llevarían a cabo. Yo junto a otras tantas personas nos encontrábamos de espectadores, viendo como entre varios competidores escalaban altos y anchos troncos con ayuda de sus filosas hachas, competían sobre quien era el mas veloz sobre el hielo e incluso tenían duelos de espadas. 

Ahí fue cuando vi la fuerza de Iorak, vi su musculoso pecho que dejo al descubierto pues había entrado en calor y se quitó la camisa por unos cortos momentos. No era ajena a ciertas partes de su cuerpo, ni a su poderosa fuerza, la cual a veces soltaba hacia mi, ni  me resultaba nada extraño que fuera ganando. De acuerdo a Hilde esto era una demostración para su pueblo lo fuerte que era y para mi que me convertiría en su emperatriz. Los juegos duraron toda la tarde y entre tiempo y tiempo todos nos deteníamos a beber algo caliente, donde los competidores pasaban a saludarme emocionados de recibir mi saludo, mientras que Iorak se reunía con su selecto grupo de guerreros y amigos.

Cuando los juegos terminaron nos encontrábamos bajo el sol del atardecer, lo que anunciaba la proximidad de la noche. Al regresar al campamento, baje del trineo y fui recibida nuevamente por un grupo de mujeres, mientras que Iorak se iba en otra dirección junto a los hombres. Las mujeres comenzaron el ritual, ahora estas no me pintaron simplemente buscaban poder tocar algo de mi por mínimo que fuera, a su vez que buscaban mi tacto estas me quitaban mis prendas para así ellas conservarlas, era como un tesoro para ellas. Mientras me recorría el camino, yo miraba firmemente las antorchas de fuego al final del camino, sabía que lo que vendría sería doloroso pero sabía que esta vez tenía que aguantar. 

El agua hirviendo comenzó a caer sobre mí, el fuego de las antorchas nos iluminaban pues la noche ya había caído, entre los cánticos y los bailes alrededor mío yo solo suspiraba fuertemente, mientras apretaba mis puños, Hilde noto que esta vez no gritaba ni lloraba, sino que ahora lo sobrellevaba. Mordía mis labios, apretaba mis puños hacia lo que fuese menos quejarme, hasta que paro. Yo me quede ahí parada y levante mi rostro hacia el cielo para después cerrar los ojos y abrir mis brazos mientras reía fuertemente, entonces Hilde se acerco a mi y me tomo del rostro 

—¡Rag arán !— susurro, abrí mis ojos y la mire victoriosa—Estas lista— dijo contenta, entonces grito nuevamente ''Rag arán'' que significaba que estaba lista, lo hacía una y otra vez cada vez mas fuerte mientras las demás se le unían, yo reía feliz y fue cuando me cubrieron con las mantas y me llevaron a mi tienda. Me dejaron sobre aquellas mantas he Hilde vertió aceite sobre mi abdomen, yo la mire asustada y ella solo masajeaba mi vientre con gran ímpetu y devoción, mientras decía cosas, las mujeres extendían sus brazos en una clase de baile, todas apuntaban a mi vientre. 

ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now