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A pesar de que dijimos que nuestra estadía duraría cinco días se prolongó a dos semanas. La noche previa a mi cumpleaños Iorak me informo que nos quedariamos el fin y una semana más, pues él tenía que viajar dentro del territorio para  ver las aldeas afectadas por los Yaquis, lugar a donde no me dejó asistir pues dijo que podía ser peligroso.

Desperté por el canto de mis esclavas quienes me llevaron a la cama fruta de la región. Me recargue sobre la cabecera de la cama y deguste las frutas, después me sacaron de la cama para bañarme, estas estaban muy contentas de celebrar mi decimonoveno aniversario. A decir verdad por primera vez me encontraba feliz de cumplir un nuevo año más, anteriormente veía la vida con cierto pesar y aburrimiento, pero ahora que estoy aquí en un lugar tan lejano a casa y la gente con la que me encuentro, me hace feliz tener un año más de vida. 

Mientras secaban mi cuerpo pusieron una corona de naturaleza muerta y comenzaron a vestirme. Me pusieron un vestido blanco con bordados en hilos rojos, pusieron un cinturón de tela rojo marcando mi cintura, por debajo de la falda del vestido pusieron una falda de lana para proteger mis piernas del frío, además pusieron unas botas blancas de piel y unos pendientes de plata que colgaban y hacían ruido cuando las piedras chocaban unas con otras. 

—Las Kurtisaan quisieron prepararle un desayuno en su honor por su cumpleaños— dijo Revna mientras acomodaba las ondas de mi cabello rubio

—¿Kurtisaan?

—Si su majestad, así le llaman a las cortesanas en esta tribu

—Vaya ahora también tengo que aprender esta lengua, no solo el Nordus

Revna rio y me dio la vuelta para ponerme un poco de perfume —Norduslak es un imperio muy vasto y multicultural, eso es lo hermoso de este lugar

—Es verdad— dije mientras cerraba los labios pues Revna los pintaba de un ligero rojo natural. 

Cuando salí al jardín del pequeño palacio ahí entre la nieve, había una pequeña habitación de cristal, dos esclavas abrieron las altas puertas para mi, alrededor había plantas de un verde fuerte y al centro una mesa redonda repleta de flores y comida. 

—Su majestad imperial tome asiento— dijo una dama de ojos azules. Le sonreí y tomé asiento, entonces un grupo de mujeres, todas con coronas de laureles en sus cabezas y vestidas similares a mi solo que sus bordados eran en azul, amarillo o verde, tomaron asiento y junto a mi se sentó la Herzogín Marion, quien era la organizadora del desayuno. Como Revna y Agda eran  mujeres de sangre noble podía sentarse a comer junto a mi. 

Entonces el agradable desayuno comenzó, todas se encontraban contentas de tener un momento privado con la joven emperatriz y de ver su belleza extranjera cara a cara. Mientras desayunabamos yo miraba como del cielo caían los copos de nieve y rebotaban en el cristal, era una vista muy bella.  Al salir de aquel cuarto de cristal yo intentaba recoger mi vestido pues era difícil caminar entre la nieve, cuando apareció Wilhem frente a mi. 

—Su majestad, feliz cumpleaños

Levante mi mirada y Wilhem traía en manos un ramo de flores moradas y blancas, yo feliz corrí y lo abrace agradeciéndole, el tambien me abrazo y unió su brazo al mío pues ya no había nadie quien nos viera.

—Vengo también a decirle que su marido ha pedido pasar toda la tarde junto a usted

—¿Ah sí?

—Si, le tiene una sorpresa y como mañana partirá a su viaje quiera tenerla el máximo de tiempo posible— sonreí a mis adentros el saber que Iorak quería estar conmigo, pero solo agradecí y no dije mas. 

ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now