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Me tope con un salón sacado de un cuento de hadas, en lo alto del techo colgaban cientos de banderas unas negras con dorado representando a mi casa, la casa Novalsoom y banderas azul marino con rojo representando la casa de Skarg casa de Iorak Rey del Norte y Emperador de Norduslak y ahora mi nueva casa. 

Había gente por todos lados, enormes candelabros dorados, las velas iluminaban el lugar, y en las mesas había rosas blancas que se combinaban con otras que  habían sido pintadas en oro. Al fondo del salón estaba la mesa principal, repleta de rosas blancas y doradas, ahí ya nos esperaba mi hermano y otros cortesanos importantes, Iorak me guío por todo el salón hasta que llegamos a la mesa principal, ahí nos sentamos uno junto al otro, en dos enormes y pesadas sillas con detalles en oro. 

Una vez sentados ambos, se indico que la fiesta había comenzado, la música comenzó y los cortesanos con sus más bellas ropas comenzaron a bailar, otros venían a saludar y darnos regalos que eran llevados a un cuarto. Yo solo admiraba los bailes uno tras otro, mientras me encontraba en completo silencio con Iorak, entonces una de mis damas vino hasta mi y me pidió que fuese a sentarme junto a ellas para platicar unos momentos, mire los ojos de Iorak en búsqueda de permiso para hacerlo, pues Douglas me había prohibido hablarle al rey del norte, pues el era quien debía primero dirigirme la palabra. 

—Puedes ir—dijo con su profunda voz , yo me pare de forma veloz y fui a su mesa. Platicamos por un largo rato, incluso salude a algunos familiares que no veía en años, mientras reíamos todas escuchábamos la armoniosa música y platicábamos que seria extraordinario poder bailar, algo que nos encantaba hacer, pero que solo hacíamos en privado, pues una princesa tenia prohibido exponerse de tal manera. Gire mi cabeza hacia la mesa principal y vi que Iorak me veía fijamente mientras entablaba conversación con cortesanos de Andúne.  

—Su alteza real, es hora de el festín— dijo Douglas deteniendo nuestra diversión, entonces mi damas me llevaron hasta mi asiento junto a mi marido, quien ni siquiera volteo a verme, pero note como sus manos se tensaron a mi llegada. 

El festín comenzó, los platillos llegaban y las copas eran llenadas de alcohol. Los dos comenzamos a comer y beber junto a los invitados cuando mi hermano decidió hacer un brindis; el se paro frente a nosotros con su copa en mano y comenzó a dar un largo discurso político, terminando con mis virtudes y como yo era la joya de la familia. Iorak simplemente sonrió cuando Octavius termino su discurso y se bebió lo que había en su copa. Después de Octavius le siguió Douglas, después el consejero de Iorak, y uno que otro cortesano allegado a mi hermano. 

La cena continuo al igual que los bailes, yo solo miraba aburrida a los demás divertirse, pues sabia que Douglas iría a sentarme si iba a bailar, pues una jovencita como yo no debe de exponerse frente a los demás y mas si no esta acompañada por su esposo, diría mi hermano. Entre todo Octavius se rodeaba de mujeres en su asiento, con las cuales reía y bebía, Douglas hablaba con un grupo de hombres de la corte, mientras que Iorak hablaba de vez en cuando con su consejero, en un idioma que no entendía, por lo que me sentía sola y desplazada y mas por la regla de que yo no podía comenzar la conversación, por lo que a veces lo miraba de reojo esperando que me dirigiera la palabra, pero esto no sucedió. 

Comía el postre, cuando de pronto se escucharon unos tambores, todos se detuvieron y de pronto las puertas del gran salón se abrieron, entrando un grupo de hombres y mujeres que tenían aspecto de bailarines, ellos tocaban los tambores, mientras que unas mujeres cantaban una lirica que jamás había escuchado, entonces se apagaron todas las velas para quedar en completa oscuridad y fue cuando los trajes de los bailarines se prendieron y comenzaron el espectáculo, especialmente para nosotros; ellos bailaban y daban piruetas por los aires, entonces del centro salió un grupo de hombres con antorchas de fuego y comenzaron peligrosas acrobacias al ritmo de los tambores y de los aullidos de las mujeres. 

Voltee a ver a Iorak quien tenia una enorme sonrisa en el rostro y gritaba cosas en su idioma, mientras aplaudía fuertemente, yo me puse feliz solo de verlo y comencé a emocionarme mas, pues aquellas chispas de fuego en el cielo eran hipnotizantes, entonces la música se volvió mas fuerte y entre dos bailarines que se colgaron de unas telas del techo formaron la figura de un ave hecha de fuego, yo miraba al cielo con las manos entrelazadas junto a mi pecho y con una enorme sonrisa en el rostro, pues mis ojos jamás habían visto algo tan mágico y sorprendente, mientras yo me encontraba hipnotizada estos eran iluminados por aquella ave de fuego acabando en una simple chispa y fue cuando las luces comenzaron a ser encendidas, entre los aplausos de los cortesanos, Iorak su puso en pie al igual que yo  y fue cuando el se dirigió hacia mi y extremadamente contento dijo—Mi regalo de bodas para ti— dijo sonriendo levemente hacia mi.  

Sonriendo y mirándole a los ojos le agradecí. 


ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now